jueves, 1 de febrero de 2018

Hace ya bastante tiempo que no soy de confundir a ninguna silueta con tu forma













 Mi querida Señora,

Aún no he levantado la persiana para saber si los aristocráticos cielos de Salamanca estarán nublados o no. Como si tu existencia velara por la gente que te ama, despierto con una sana energía, igual que cuando sueño contigo y despierto sin ansiedad ni miedo a perderte para siempre. quizás sea porque en el misterioso encadenamiento de escenas oníricas te comento las cosas que deseo decirte en nuestras desencontradas vigilias.
Ya se va acabando, mi bien, el segundo cuadernillo que me ha acompañado por las mañanas, como si fuera –más que un desahogo cursivo- un consuelo ineficaz para tus ausencias. Auque no sé si estará bien decirte que me faltas. Te volví a ver hace un año y medio. Y desde entonces mi mundo se iluminó.

La Navidad está a unas horas de despedirse hasta que llegue el próximo invierno. No iré a dormir sin antes haberte escrito que esta mañana he vuelto a soñar contigo. Creo que estábamos en Quilmes, la ciudad de mi infancia, con sus espectaculares atardeceres y sus gardenias perfumadas intensamente. Había muchas bibliotecas. Las cosas raras son harto comunes en sueños. Como era domingo, todas estaban cerradas. Te iba buscando, y aparecías cada 200 mtrs en una avenida con boulevard.



31 de enero_El té con limón acompaña la ausencia acorazada, y pido los 3 deseos que te nombran con el estreno de unos cascos comprados en lo de un chino que tenía una tienda con paupérrimo sentido de la ética. Aún faltan algunas horas para que el año del almanaque progrese en una unidad. Los cohetes ya comenzaron a promocionarse con sus fragmentados bostezos, como si fuera una publicidad para la Noche Vieja. E igual que en otras fechas, este 31 te eché de menos desde que desperté. Y por primera vez hablé tácitamente de ti.
Hoy ha sido un día maravilloso, como el día que volví a verte, en donde mis memorias se compusieron íntegramente de ti. Te vi con el cabello más corto. Y en cuanto pude dejé caer una frase que había soñado el día 23:





Y vivir por la lucha de estar contigo:
En nuestro próximo encuentro…
O en nuestra próxima vida.




Hoy, 17 de enero, te he vuelto a mirar a los ojos. Tu nombre se ha convertido en la romántica compañía que va sosteniendo entre los avatares y las vicisitudes del día a día. Hace ya bastante tiempo que no soy de confundir a ninguna silueta con tu forma. Es como si a simple vista pudiera contar el número de sus cabellos y las descartara inmediatamente. Pues tienen algunos más o menos que los tuyos. O como me supiera de memoria la cantidad de milímetros que tiene la largura de tus pasos, y descartara a otras de ser tú solamente con verlas desde lejos. como si tu existencia se hubiera desparramado en cada una de mis percepciones. El hecho es que no puedo vivir un momento de soledad sin pensar en ti. Y me regocijo en esta estabilidad amatoria, que ya superó las fronteras del enamoramiento, para echar anclas en las honoríficas mareas del amor permanente.
18 de enero, 2016_Para continuar con la costumbre, un té con limón acompaña la escritura que te nombra. casi todos los días sueño contigo, o si no, con algo que se relaciona a ti. Por ejemplo ayer, creo, soñé que veía tu nombre en la televisión. En una pantalla difusa, se leía tu nombre en letras amarillas. Soñé que oía las palabras que quería decirte respecto a él:



Significa “admirable”,
o “digna de ser admirada”.
 




Hoy en cambió soñé que en vuestro lugar había una especie de salón comedor, como una sala para el almuerzo con una máquina expendedora de bebidas que se hacía visible desde un rincón. Alguna gente iba y se sentaba en las grandes mesas donde se estudia.
Ayer fue la primera vez que te vi caminando y no pensé en un plan divino para cada uno de nosotros en el amor. por el contrario, además de la desmesurada fascinación que sentí al verte, me di cuenta de que cada razón divina que pudo haber tenido Dios al cruzarnos no son cosas del Destino, ni tampoco estamos cumpliendo con un mandamiento determinista; si no que al decir que es voluntad de Dios el haberte puesto en mi camino y a mí en el tuyo, es una subjetiva definición que le endosamos a la casualidad de un mero encuentro, pero -debido a la complejidad de grandeza que puede llegar a tener todo ser humano-, no es otra cosa que un inocente endiosamiento con el que ornamos la caprichosa forma de ser que tiene el azar. Es que siempre andamos diciendo lo que nos gustaría que pasase, antes que analizar con práctica frialdad los desequilibrados mecanismos que tiene la coincidencia.
Han pasado varios días desde que el bolígrafo no pisa la pálida textura de este cuaderno en blanco, que fue finiquitando su servicial destino de rallado confesionario, a medida que las fechas van completando prolijamente estas cuartillas vacías. Pensaba que no te podrías atar el cabello. Cuando te conocí lo llevabas igual de largo, hace exactamente 10 años en este mes.


Le pertenezco










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