miércoles, 19 de octubre de 2016

Día 670



2 de junio, 6 de la mañana
Mi queridísima Señora,

Ojalá algún día podamos desearnos felicidades mirándonos a los ojos, cada vez que nuestros despertares caigan en día 2. Y así celebrar que haya pasado otro mes desde que volvimos a vernos.

El día se aproxima a las 9 de la noche, y me pregunto si hoy podré dejarte el sobre que ayer preparé para ti. En él te contaba, Señora mía, que ayer por la tarde había soñado otra vez contigo: tus pecas, tus ojitos de clarividencia… con tus cabellos anaranjados. Con tu trato tímido. Iré a pintar cerca de ti, para ver si así despierto la expectativa de una espera en tu corazón.


Día siguiente,

Y tal como te lo advertía ayer, ayer fui a pintar cerca tuyo. Al terminar, recibí el confort de tu mirada. Pero no pude dejarte el sobre con otra declaración de mi amor, cada vez más franca.





Domingo 4 am,

El silencio de las  4 de la mañana hace más confortable al Mundo. La rosa amarilla con betas rojas dejó de ser pimpillo hace dos días, y modela su belleza dormitando en una taza ocupada con agua templada desde el jueves 2 de junio, el último día que te vi.

22 hs_Y así finaliza, mi bien, otro domingo que se marcha sin tus noticias: los alicios bailando en la función de otro atardecer, los consorcios que se oscurecen, mientras en el firmamento co
mienzan a bostezar las constelaciones inmaturas. Sin embargo, la Suerte me concede un día de gracia para el ocio. Mañana temprano iré a buscarte, mi sentida, si es que tu existencia no exacerba mis insomnios esta noche, pues hoy también sucedió: de 3 a 5, desperté pensando en ti, tal como si hubiera dormido 8 horas.