jueves, 2 de agosto de 2018

Ahora ni siquiera los pensamientos quieren finalizar con el fogoso sufijo de tu nombre



21 de febrero, 5.10am_Había pasado un año desde que la realidad había partido en dos la ilusión. Ella continuaba siendo mi último pensamiento de los días. Amándola fui aprendiendo a soñar cosas bellas en el insomnio. Y manejaba las cosas día por día, como me lo había enseñado Ceci. Los días se pasan sin que consiga completar las 3 cuartillas que antaño te escribí a diario. El paso del tiempo ha menguado la velocidad de los pensamientos que te aclaman. Y aquel amor al que elegí renunciar por esperarte, hoy va conquistando los minutos de los días. Parece que la echo en falta a ella en lugar de a ti. Las 3 cuartillas diarias antes se completaban dulce y apasionadamente, ahora sólo parecen blancuzcos témpanos infatigables que combaten la creatividad de mi pluma en una lid de forcejeos entre los espacios en vacíos y la vehemencia de la tinta azul. El tiempo de esta empresa antes abría las alas y se iba volando para dejarme esposado a una línea de esquizofrenias reconfortantes que únicamente te soñó a ti. Ahora ni siquiera los pensamientos quieren finalizar con el fogoso sufijo de tu nombre. Y la eterna vigilancia de tus pasos hoy tan solo son diminutas remembranzas que a veces me recuerdan cuan vivo estuve mientras escudriñaba la vida a la espera del minuto que entrelazara nuestros destinos.
Dios no quería darme esperanzas tal y como creí. Al final resultó que la verdad de mi amor inclinaba la interpretación de nuestros confusos encuentros a favor de mis ilusiones de estar alguna vez a su lado.