miércoles, 24 de enero de 2018

Ha comenzado a atacarme la misteriosa patología de transformar en ti a las figuras que a lo lejos se te parecen


Mi queridísima Señora,


Incredible String Band interpreta, con sus clásicas aunque psicodélicas corcheas, My father was a lighthouse. La tranquilidad de la escritura, la exitosa cirugía a corazón abierto que le han practicado a mi padre, que además de mitral y aorta parece que el escalpelo le arrancó un strigoi del alma..., la serenidad en casa. Estos son días felices para mí. Pero entre todas mis meditaciones, la más permanente son las memorias de ti y el cariño que te he cogido en estos 18 meses, que ahora erupciona en mi alma al igual que los rosedales florecen a finales de febrero para recibir a la primavera de Salamanca, mi querida tierra subtormesina…Mañana iré otra vez a buscarte, simulando que el dibujo es la primacía en el itinerario de mis intereses. Entre tanto y tanto, continúo contándote que hoy ha comenzado a atacarme la misteriosa patología de transformar en ti a las figuras que a lo lejos se te parecen. Aún no estoy seguro, mi bien, de que hayas abierto tú el sobre que te dejé 7 días atrás entre dos libros de poesía, como un romántico sándwich de este enamoramiento, que prosigue en su ruta de anular la razón. Y repito en voz alta el hasta luego que no dije la última vez que te vi. Quizás porque no siento que me separe; algo de mí queda contigo y algo de ti queda en mí. Y el recuerdo de tus acercamientos fortalece la fe en amarte.
Una nueva tormenta salpica las hojas de las acacias que merodean al exuberante tanque de la coqueta plaza de la Chinchibarra. Una ventisca bambolea las copas del árbol de Júpiter; voces de 3 adolescentes juegan la etérea competición de subir hasta el 5º piso. La noche es tentadora pues representa más reto para la subsistencia. Igual que aparece un gato en el terraplén de la llana carretera Valladolid, que al verlo mi corazón salta de su sitio, pues así me siento desde que desperté, meditando que tal vez mañana te vea de nuevo, queridísima mía.




5am_El 30 de agosto prosigue con su evolución estelar. Y una nueva experiencia que me acerca hasta ti llegó a mi vida como un colibrí que aparece de la nada. Probablemente ahora estarán tus ojitos cerrados, para disfrutar del sueñecito ocioso de la noche. ¿la madrugada tendrá estrellas en el cielo? A estas horas, a finales del otoño subtormesino, ya no se oyen los ruiseñores para acompañar el desenlace de la oscuridad.
Noche_Hoy fui a buscar tus miradas. Pero no te encontré, ni allí ni en la ciudad triste. Si te vas a la playa me pone triste, ya que el miércoles 2 de septiembre no podré desearte buenos días, el mes 13 desde que te volví a ver. Presumiendo que no estarías, hoy fui a dejarte una carta. Se va terminando el día en que celebro secretamente que hayan pasado trece meses desde que volví a verte, el día que fui a empezar un dibujo cerca de ti, sin esperarme que el Destino me daría tanta satisfacción al volver a mirar tus ojos translúcidos. Yo no sabía que aquella fecha sería tan significativa para mi, ya que desde entonces no he dejado de recordarte en cada uno de los clásicos momentos de soledad. Desde entonces no pasa un minuto de mi vida sin que sea llenado con tu cara maravillosa, con tu escote cálido, tus palabras tímidas, o tus silencios ansiosos. Cada segundo es una imagen, una cara, un silencio o una palabra tuya, que mantiene a mi mundo superpoblado de tu existencia. No veo la hora de que regreses. Y Dios quiera que ese momento esté acompañado de la oportunidad de ver tus ojitos fascinantes.

3 de septiembre, 2015










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