domingo, 21 de enero de 2018

¿Acaso estar enamorado no consiste en la iluminación absoluta de nuestro lado oscuro , gracias a los pensamientos permanentes de la persona amada?


























Mi queridísima Señora,


Hoy he terminado de pasar en limpio el primer cuaderno que dedico plenamente a tu nombre. ¿Cómo terminaré esta última cuartilla, precedida por otras tantas en los que ha figurado un te quiero? Inevitablemente, agradeciendo a tu existencia, que tantas oraciones poéticas me ha inspirado a escribir. Pero sobre todo, agradeciendo también que aún después de tantos años hayas permanecido ahí, como si tu yo del pasado nunca se hubiera ido, igual que en aquel cuento de Giovanni Papini.
No hay muestra de amor más grande que pueda hacerte: mi escritura y mi honestidad.


7 de agosto_Mañana cumplo 38 años. Estrené una mochila negra, y pedí tres deseos como es costumbre: entonces me di cuenta de que todos tenían tu nombre. Dos de ellos se cumplieron cuando te vi. Siempre espero cruzarme contigo, mi amada, cuando camino por las fraternales calles y callejuelas de Salamanca, la queridísima ciudad subtormesina… cuando te espero.






Finalmente, el 8 de agosto llegó. Mi primer cumpleaños. desde que desperté, en mi pensamiento te habrás repetido unas mil veces, como una mariposa que tiene el capricho de ir y venir: apareces y desapareces en enamoradas remembranzas, que te tienen a ti como la única protagonista. Sin papeles secundarios la función de mis pensamientos tiene a tu carita pecosa como la actriz principal. Mientras que en la vida tangible busco en otras caras los rasgos que tienes tú; en otras caminatas, tus pasos; en otras cabelleras, el color rubí de tu pelo


10 de agosto, 2015_El horizonte subtormesino pospone las nubes a los consorcios bajitos, mientras los autos avanzan por el paseo de los Cerezos, como si fuesen un caracol que cambia el color. Hoy no demostraste ningún sentimiento de alegría cuando fui a verte. Caray… quizá yo imaginé todo esto; el amor en tus ojos, antes tenía el privilegio que me buscaran a diario; la candidez en tu timbre de voz; el revoloteo de estigia que hacías en derredor mío cuando volví. Las últimas palabras que te he dicho funcionan en mi mente como un mantra amoroso, que lavó mi interior de otras impurezas como rencores o preocupación. ¿Acaso estar enamorado no consiste en la iluminación absoluta de nuestro lado oscuro, gracias a los pensamientos permanentes de la persona amada?
Probablemente mañana te vea otra vez, fastidiada por quienes te miran sin decir nada, acobardados por tu belleza, propia de las sirenas y de las diosas.


Mi saudade, mi jedyna… mi todo.













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