sábado, 2 de junio de 2018

El agua al que 40 años de búsquedas zahoríes me llevaron finalmente


12/12/16, 5.50 am

Al amparo de las constantes luces de la poética Chinchibarra, me senté para desahogar esta desilusión, que se trata de una ulcerante metamorfosis cuyo objetivo es el proceso de quitarte de los pensamientos de mis días. Sin embargo, tus ficticias ausencias consiguieron aclarar mi raciocionio, antes empalagdo de tus imágenes y la añoranza de tus apariciones. Conforme las horas avanzan por la volátil sustancia de los días y no vengo a escribirte nada, el alma se va estrujando, igual que si en un día de mi interior transcurrieran de golpe los tres meses del otoño. Cuando el corazón pasa a ser de un cálido harem de arrumacos a un hacino de lineales deducciones, significa que analizamos fríamente a través del obvio cristalino de las realidades que anes me eran imposibles de ver. En esos días creí que tus acercamientos fueron evidentes búsquedas de mi amor. A no ser por alguno de ellos, hoy diría en cambio que fueron para hacerme desistir de que te quiera.
Me cuesta más que antes imaginar el futuro contigo. Algunos momentos siento que estoy obligado a incluirte en las visualizaciones del día de mañana. Te has convertido casi sin pensarlo en una vistosa carga emocional. Entonces, cuando imagino el futuro, reitero secas imagines que incluyen en ellas a tu perfil. Antes en todo te imaginaba sin esfuerzo. Eras la imprescindible acompañante en cada pensamiento que tenía.
Escribo todo esto esperando que te duela saber que voy olvidándome de ti poquito a poco. Y si ahora que te abandono no vienes, entonces es que nada valió la pena.


14/12/2016, 21.53hs_Hoy hace exactamente un año desde que te deseaba una feliz Nvidad. Y aunque no haya sido la razón de mi visita, esta mañana me acerqué porque te extrañaba. y anque no me animé a hablarte, sí dibujé cerquita tuyo. Me miraste cuando conversaba con tus compañeros, y con el rabillo del ojo miré tus pupilas como un relampagueo. Sólo eso me bastó para que te eche de menos todo el bendito día. Cuando nuestras miradas protagonizan aquellos santos entrecruces me siento tan enamorado como a los 17 años solía estarlo. ¿Cómo describo a lo que antaño no di importancia?





Mireia es el vocablo que describe cabalmente a los 2 años que pasaron
Sumido en un mundo de evocaciones a su imagen.
Mireia, representa a más de 730 insomnios
Donde su imagen me alentaba a seguir estando vivo.
Mireia es la razón de algún que otro poema, una bitácora
Que se completa con 100 folios…

Y centenares de madrugadas somnolientas.
Mireia es el agua a la que 40 años de búsquedas zahoríes
Me llevaron finalmente.




15/12/16_Mañana Dios dirá si la conjunción de los astros había estado programada de ante mano para que nuestros líricos destinos se cruzaran en ese preciso instante en que ambos se den cuenta de la presencia del otro, cuando más o menos a las 3 y media tú regreses por avda. Vicente del Bosque, y me vieras aguardándote con una pequeña pancarta, escrita con cinco letras rojas que me confiesan tuyo:




Yours



Día siguiente 5.15am_Si hay estrellas o no es un misterio. No se sabe si hay luna, o si acaso nubes de frío transitan por la renovada sustancia del ocre cielo subtormesino, o si todo se verá como cuando se pone el anillo Frodo. Aún la ventana esta baja. No sé si el clima de Salamanca estará propicio como para que salga a esperarte, tal y como lo imaginé ayer. Y si lo estuviera, ¿nos encontraremos? ¿Te detendrás para que vaya buscarte? No me dio tiempo para suplicar a Dios para que nos encontremos bajo un mismo cielo azul celeste, ni tampoco para imaginar las posibles frustraciones que se amotinarían en contra de este humilde aunque preciso sueño. Creo que comenzó a llover. Me lo avisa el relámpago, y el repiqueteo del agua en los tablones de la persiana a continuación. Mal asunto para la ilusión de este día.
Un basurero municipal desarmoniza aquella paz forestal que tiene a menudo la madrugada subtormesina. Entretanto, la vecindad continúa interpretando la ordinaria snfonía de los ronquidos. ¿Qué pensarán tus allegados de esta temerosa forma de amarte? ¿Te alentarían para que vinieras hasta mí? ¿Qué les responderías tú?
Hoy estuviste trabajando hasta tarde. También lo vi aél, que me mira como asombrado, como si no lo pudiera creer. Y se fija en mí unos segundos, como para estar seguro de que soy yo. Una y otra vez reviso lo sucedido en estos dos años, tu forma de mirarme, tu reacción cuando me vez… el silencio que se ejercita en tu boca cuando me oyes. Es entonces que apuesto otra vez todos mis haberes a esperarte.


Sábado 17 de diciembre de 2016, 4.40am_¿Habrán funcionado las ausencias forzadas como un tramposo catalizador que te llevara a pensar porqué no viene a mí? Hoy, 17 de diciembre, amaneció con la claridad de un día de verano. Ese escampado será responsable de que me anime a hacer lo que la lluvia me impidió en el día de ayer.
22hs_Los vehículos pasaban tras otra puesta en marcha del semáforo. Tu venida se hizo esperar. Hasta que tras mesia hora de frío, se atisbo tu llegada. Por más que pasaste cerca, solamente cabe esperar dos posibles ecuaciones: bien no me viste, estabas demasiado atenta a los abusos del tráfico, y no te diste cuenta del mosquetero a un lado del asfalto; o bien me ignoraste debido a mantener tu fidelidad con otro hombre. Pero sucedió lo que pedía, pasaste por allí. Los árboles parecían felices debajo de una luminiscencia acaparadora, las hojas secas alfombraban parcialmente al boulevard prolijo e inspiraban estrofas al amontonarse sobre las corrientes viscosas del agua negra de los cordones.


Viernes siguiente, 20hs_A punto de cumplirse una semana desde que fui a esperarte a la avenida Vicente del Bosque, hoy –viernes- vine a desdoblar sobre esta hojita útil algunas reminiscencias de la semana que pasó.
No sé si estábamos en domingo, o ocaso la semana ya estaba cursando en lunes. Lo cierto es que nació otro almendro. Lo vi por primera vez en un día de nieve. Creo que su nacimiento auguró positivamente mi olvido, ya que durante los días que siguieron he logrado olvidarte un poco no viéndote. Quizás el día mismo que nació te quise menos. Al que sí vi fue a él, que cada vez que me cruza se queda mirándome como si de golpe encontrara oro. La neblina opacó la ciudad toda la mañana, ya es de noche y aún no se ha ido. A lo lejos, en la célebre Chinchibarra, hay una farola que en otras noches se ve brillar. Pero hoy no fulgura.






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