12/12/16, 5.50
am
Al
amparo de las constantes luces de la poética Chinchibarra, me senté
para desahogar esta desilusión, que se trata de una ulcerante
metamorfosis cuyo objetivo es el proceso de quitarte de los
pensamientos de mis días. Sin embargo, tus ficticias ausencias
consiguieron aclarar mi raciocionio, antes empalagdo de tus imágenes
y la añoranza de tus apariciones. Conforme las horas avanzan por la
volátil sustancia de los días y no vengo a escribirte nada, el alma
se va estrujando, igual que si en un día de mi interior
transcurrieran de golpe los tres meses del otoño. Cuando el corazón
pasa a ser de un cálido harem de arrumacos a un hacino de lineales
deducciones, significa que analizamos fríamente a través del obvio
cristalino de las realidades que anes me eran imposibles de ver. En
esos días creí que tus acercamientos fueron evidentes búsquedas de
mi amor. A no ser por alguno de ellos, hoy diría en cambio que
fueron para hacerme desistir de que te quiera.
Me
cuesta más que antes imaginar el futuro contigo. Algunos momentos
siento que estoy obligado a incluirte en las visualizaciones del día
de mañana. Te has convertido casi sin pensarlo en una vistosa carga
emocional. Entonces, cuando imagino el futuro, reitero secas imagines
que incluyen en ellas a tu perfil. Antes en todo te imaginaba sin
esfuerzo. Eras la imprescindible acompañante en cada pensamiento que
tenía.
Escribo
todo esto esperando que te duela saber que voy olvidándome de ti
poquito a poco. Y si ahora que te abandono no vienes, entonces es que
nada valió la pena.
14/12/2016, 21.53hs_Hoy
hace exactamente un año desde que te deseaba una feliz Nvidad. Y
aunque no haya sido la razón de mi visita, esta mañana me acerqué
porque te extrañaba. y anque no me animé a hablarte, sí dibujé
cerquita tuyo. Me miraste cuando conversaba con tus compañeros, y
con el rabillo del ojo miré tus pupilas como un relampagueo. Sólo
eso me bastó para que te eche de menos todo el bendito día. Cuando
nuestras miradas protagonizan aquellos santos entrecruces me siento
tan enamorado como a los 17 años solía estarlo. ¿Cómo describo a
lo que antaño no di importancia?
Mireia
es el vocablo que describe cabalmente a los 2 años que pasaron
Sumido
en un mundo de evocaciones a su imagen.
Mireia,
representa a más de 730 insomnios
Donde
su imagen me alentaba a seguir estando vivo.
Mireia
es la razón de algún que otro poema, una bitácora
Que
se completa con 100 folios…
Y
centenares de madrugadas somnolientas.
Mireia
es el agua a la que 40 años de búsquedas zahoríes
Me
llevaron finalmente.
15/12/16_Mañana
Dios dirá si la conjunción de los astros había estado programada
de ante mano para que nuestros líricos destinos se cruzaran en ese
preciso instante en que ambos se den cuenta de la presencia del otro,
cuando más o menos a las 3 y media tú regreses por avda. Vicente
del Bosque, y me vieras aguardándote con una pequeña pancarta,
escrita con cinco letras rojas que me confiesan tuyo:
Yours
Día
siguiente 5.15am_Si
hay estrellas o no es un misterio. No se sabe si hay luna, o si acaso
nubes de frío transitan por la renovada sustancia del ocre cielo
subtormesino, o si todo se verá como cuando se pone el anillo Frodo.
Aún la ventana esta baja. No sé si el clima de Salamanca estará
propicio como para que salga a esperarte, tal y como lo imaginé
ayer. Y si lo estuviera, ¿nos encontraremos? ¿Te detendrás para
que vaya buscarte? No me dio tiempo para suplicar a Dios para que nos
encontremos bajo un mismo cielo azul celeste, ni tampoco para
imaginar las posibles frustraciones que se amotinarían en contra de
este humilde aunque preciso sueño. Creo que comenzó a llover. Me lo
avisa el relámpago, y el repiqueteo del agua en los tablones de la
persiana a continuación. Mal asunto para la ilusión de este día.
Un
basurero municipal desarmoniza aquella paz forestal que tiene a
menudo la madrugada subtormesina. Entretanto, la vecindad continúa
interpretando la ordinaria snfonía de los ronquidos. ¿Qué pensarán
tus allegados de esta temerosa forma de amarte? ¿Te alentarían para
que vinieras hasta mí? ¿Qué les responderías tú?
Hoy
estuviste trabajando hasta tarde. También lo vi aél, que me mira
como asombrado, como si no lo pudiera creer. Y se fija en mí unos
segundos, como para estar seguro de que soy yo. Una y otra vez reviso
lo sucedido en estos dos años, tu forma de mirarme, tu reacción
cuando me vez… el silencio que se ejercita en tu boca cuando me
oyes. Es entonces que apuesto otra vez todos mis haberes a esperarte.
Sábado
17 de diciembre de 2016, 4.40am_¿Habrán
funcionado las ausencias forzadas como un tramposo catalizador que te
llevara a pensar porqué
no viene a mí?
Hoy, 17 de diciembre, amaneció con la claridad de un día de verano.
Ese escampado será responsable de que me anime a hacer lo que la
lluvia me impidió en el día de ayer.
22hs_Los
vehículos pasaban tras otra puesta en marcha del semáforo. Tu
venida se hizo esperar. Hasta que tras mesia hora de frío, se atisbo
tu llegada. Por más que pasaste cerca, solamente cabe esperar dos
posibles ecuaciones: bien no me viste, estabas demasiado atenta a los
abusos del tráfico, y no te diste cuenta del mosquetero a un lado
del asfalto; o bien me ignoraste debido a mantener tu fidelidad con
otro hombre. Pero sucedió lo que pedía, pasaste por allí. Los
árboles parecían felices debajo de una luminiscencia acaparadora,
las hojas secas alfombraban parcialmente al boulevard prolijo e
inspiraban estrofas al amontonarse sobre las corrientes viscosas del
agua negra de los cordones.
Viernes
siguiente, 20hs_A
punto de cumplirse una semana desde que fui a esperarte a la avenida
Vicente del Bosque, hoy –viernes- vine a desdoblar sobre esta
hojita útil algunas reminiscencias de la semana que pasó.
No
sé si estábamos en domingo, o ocaso la semana ya estaba cursando en
lunes. Lo cierto es que nació otro almendro. Lo vi por primera vez
en un día de nieve. Creo que su nacimiento auguró positivamente mi
olvido, ya que durante los días que siguieron he logrado olvidarte
un poco no viéndote. Quizás el día mismo que nació te quise
menos. Al que sí vi fue a él, que cada vez que me cruza se queda
mirándome como si de golpe encontrara oro. La neblina opacó la
ciudad toda la mañana, ya es de noche y aún no se ha ido. A lo
lejos, en la célebre Chinchibarra, hay una farola que en otras
noches se ve brillar. Pero hoy no fulgura.
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