25
de enero, 2017
22hs_La
noche se encarga de mistificar a la ciudad de Salamanca, entretanto
el futuro que llega pone en jaque a nuestras profecías que
vaticinaban al amor. Hoy la totalidad de las cosas se han orquestado
de manera que la pluma testifique que este será el último cuaderno
de Rummenigge, puesto que esta mañana supe lo inevitable: estás
viviendo con él.
Igual que el petróleo puede llegar a tapar la
superficie del mar, la inmensidad de este amor enterraba las pequeñas
suspicacias que me navegaban el alma desde hace tiempo, pero que
resultaron verdades. Así la verdad, por más sólida que sea, se
vuelve vulnerable y dudosa ante las innumerables aunque también
ficticias ilusiones que puede elucubrar un enamoramiento a primera
vista. Todos los sueño que he tenido contigo pareciera que el
destino los hubiese traspasado a mi corazón y mi mente porque los
estabas viviendo junto a otro hombre. Dos años de ilusiones en que
estuvieras sola y algún día vinieras hasta mí, se han ido
súbitamente con el conocimiento de que vivías en contubernio. La
mentira viviendo en los pensamientos sobre ti se había explayado en mi vida
como un reflejo de mi suerte. Por eso cada vez que te miraba y me
sentía feliz, alguna desgracia acontecía en mi vida. ¿Qué haré
ahora con el acopio de ilusiones que me han acompañado en todo este
tiempo? Este cuaderno se había iniciado con una dedicatoria a tu
nombre, pero ahora ni siquiera cabe en él un mote que se refiera a
una partícula de tu existencia. Cada día llegarás a una casa
ocupada por alguien que te espera. Aquél es el mismo que te buscaba
disimuladamente cuando tú, quizá, aguardaste la llegada de un
gentilhombre. Lamentablemente, el respeto a la fecha en que te volví
a ver fue demasiada espera. Él fue a ti, y lo aceptaste como a un
río, como a una montaña a la que vemos todos los días a través
del cristal hogareño de nuestra ventana en la habitación.
Que
no estés en pareja había sido la plegaria más importante que Dios no
supo concederme. Ni pedir de nuevo a Dios, ni tampoco amarte, podría
romper con el sistema de lazos amorosos que se ha formalizado a lo
largo de estos 2 años en mi corazón. En su dañina ingenuidad mis
esperanzas aún apuestan a que no le quieras lo suficiente, y con el
paso de los meses, con un maltrato un día, con una pelea al otro, se vaya
desgastando el mágico hechizo de vuestro enamoramiento. La
inteligencia se va convirtiendo en espíritu a medida que se emplea.
En donde antes hubo vida, ahora sólo hay sombras, como una
marquesina de pueblo en madrugada, y al cabo de 3 días, 2 años de
poesía amorosa versaron un reproche atrás del otro. La voluntad
llenó ese cuenco con un número finito de versos y palabras.
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