martes, 20 de agosto de 2019

La Providencia premia a los hombres cumpliéndoles los sueños cuando muestran algo de fe




28 de mayo, 2018_Y así, poco a poco, el mundo empezó a girar de nuevo cuando me desencadené del círculo vicioso de quererte. Despierto otra vez energizado para encarar el día que se viene, recordándote en lo bueno y no en imaginación que te ve junto a otro hombre. Mientras te quise me maravillaba recordando la música querida. Ahora emprenderé la ardua tarea de amar al enemigo. Tal vez si lo hubiera ejercitado en un principio, la piedad me hubiera acercado más a ti. La Providencia premia a los hombres cumpliéndoles los sueños cuando muestran algo de fe. Pero reflexionando un poco más cada cosita que medito, me doy cuenta de que cuando todo es oscuridad busco una luz en tu recuerdo.
29 de mayo_Quizá fuera por la melancolía que nos dejan las tardes de lluvia, pero hoy me he acordado mucho de cuando nos mirábamos a los ojos, reflejando nuestro amor. De cuando con ojos esquivos me celabas, porque me había mostrado junto a otra mujer. Quizás el desestresarme en la nueva casa de Candelario, sin las furias de mi hermana, quien ha de haber encontrado algo, puesto que día por medio no duerme aquí. Lo cierto es que hoy pensé mucho en que la semana que viene he de ir hasta el viejo barrio y posiblemente te vea si me acerco.
30 de mayo, 5am_Los esdrújulos churrusqueos de una cama atravesaron el techo del 3er piso hasta que desperté, quince minutos atrás. El lujurioso sonido de las maderas desvencijadas me recuerdan años felices. Continuo pensando en ti desde que abro los ojos. María Luján mantiene encendido el ordenador toda la noche, reproduciendo el sonido a un tanque de agua que se va llenando, a tubería, tapa así los murmullos y otras psicopatías que la causan infelicidad. Cada cual sobrelleva la vida de locura de esta familia como mejor puede. Mamá se venga de la desatención amorosa de mi padre montando sainetes o discusiones sin ton ni son. Papá le echa la culpa a una enfermedad fantasiosa y toma con fe cuanto le dicen los médicos respecto a ella. Sólo falta un servidor: por las mañanas trato de hacer ejercicio yendo a los pueblos si acaso hay sol. Por lo general voy hasta la Armuña y sus legítimos alrededores. Fotografío los campos de colza en la carretera, o las espontáneas amapolas y sus breves procesos de vida, en el terraplén de la ruta a Moriscos. Antes de volver a casa voy a tomar un café, en el café donde hice una amiga quien -igual a mí- tiene tiempo de sobra. La situación es ridícula; tiene 70 años y es jubilada. A veces vuelve del baño y huele, pero siempre estamos riéndonos y no tiene maldad. En sus años mozos era profesora de literatura, lo primero que hace al entrar es ir a buscar el diario y hacer el cruci de La Gaceta. Invitamos un día a cada uno para que se siente en nuestra mesa, comentamos los titulares y miramos también el tiempo.

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