jueves, 8 de agosto de 2019

Como si fueras un zolpidem





15 de mayo, 2018_Hoy viví una tarde de domingo tranquila. Los almendros estuvieron toda la tarde en la ventana, nutriéndose con las protaicas vitaminas que disponen sobre ellos con justicia los elementos. Al rebautizado Renacido le ha salido una nueva constante de febuccini, de la cual sobresalen ya cinco hojitas de un color aún no verde del todo. Ahora están aquí los dos junto a mí, sobre el escritorio fumé, acompañándome silenciosa y pacientemente. Esta semana debo devolver el I-Ching y la Biblia de la conferencia Episcopal. Ellos siempre están aquí también, su compañía es a lo mejor más fría que la de los almendros.
20hs_Hoy en un bar pasó lo que el destino ya me ha hecho varias veces. Por la ventana pasó una mujer que también he querido, le tiré un beso y ella me lo contestó. Siempre pensé que de no haber reaparecido tú ella habría sido mi elegida. Se me ocurrió ir a buscarte, y luego de muchas semanas apareció un Mireia en la televisión. Pero si no me acerco más es por temor a verte y reenamorarme otra vez de ti, tras la cíclica costumbre de mirarnos a los ojos. Pero ahora que mis ojos internos miran el itinerario de los recuerdos de ti, a través del cristal de una indiferencia benévola, creo que poco a poco puedo otra vez ir acercándome a ustedes pero sin arraigarme a engancharme a ti como si fueras un zolpidem.
16 de mayo_Los almendros de nuevo respiran sobre el escritorio. Un sombrero de 3 hojas corona a renacido. Cuando el sol de la mañana auspiciaba el día bueno me acerqué hasta ti, tal vez para no desacostumbrarme de que tu presencia dé sus cálidos presentes de vez en cuando en mis días, pero también porque me sentí obligado a demostrarte que tu glamour ya no es motivo de vacilación en mi alma. ¿Cómo te veré en unos años? ¿Será como en otros amores, que con el paso del tiempo solo reconocí senectud en el cuerpo de la mujer que amaba?
17 de mayo_La asimétrica corona de cuatro hojas del delgado aunque bien formado y alto Renacido, se abre hacia los 4 puntos cardinales. Tu recuerdo ya no me mortifica ni tampoco me siento más una víctima por haber perdido la oportunidad de estar alguna vez junto a ti. Gracias al insomnio de esta madrugada, redescubro un entretenimiento perdido hace muchos años: recuerdo lo doloroso y luego lo cambio por futuras imaginaciones, altruístamente planificadas, donde aparecemos en las situaciones idóneas para estar juntos.





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