domingo, 11 de agosto de 2019

Desenmarañando a machetazo limpio las intrincadísimas vicisitudes y y machacosos avatares que me separan de ti



18 de mayo_ Esta tarde oí tu nombre en el fugaz transcurso de un sueño hipnopómpico. Sucedió después de mucho tiempo de no pensar en ti. Entonces me di cuenta de que, entre toda la negrura del océano que es mi vida, lo que más quiero eres tú. ¿Entre cuánta madeja selvática tendré que pasar, desenmarañando a machetazo limpio las intrincadísimas vicisitudes y y machacosos avatares que me separan de ti?
22hs_Los almendros firmes aquí, cada día se van notando brotecitos nuevos a lo largo de sus longitudes intrascendentes. El joven albur está magniífico, y renacido también. Cuando llegue noviembre sentiré pena cuando tenga que podar a Renacido. Le conocí cada hojita que le ha crecido. En invierno me veré en la necesidad de cortar su preciosa corona a fin de que no crezca más. Esta tarde he tenido dos señales con tu nombre, ni bien encender la televisión. Llegaron justo cuando me propuse no corregirte más y buscar una forma más amorosa de analizar tus desplantes, para ver si puedo sacar otras conclusiones que me permitan continuar hacia adelante. Los objetos del cuarto son rápidos infiltrados que discuten sobre quién ingresará antes en esta cuartilla.

Ayer por la noche pensé algunas líneas para escribirte. Me sorprendió que no reflejara en ellas el amor que antaño sentí al verte. Por el contrario pero sin oponerse, al mismo tiempo que aquellos pensamientos nocturnos se articulaban fui sintiendo un cómodo endurecimiento en el corazón. Supongo que al no pretender que te lleguen estas sentidas escrituras, la sinceridad de mis anotaciones se vuelve más desabrida. De todas maneras continúas estando entre mis pensamientos, esa amorosa obsesión me aboba bastante. Después de todo, me hace ilusión ir acabando este cuaderno de Rummenigge, querrá decir que podré cerrar otro capítulo de mi historia.
5.17am, martes 22 de marzo_Eres como Jesucristo: siempre estás en mis pensamientos. Aunque los meses transcurren en mi vida, tú continúas siendo una gran compañía en mis soledades. Es solo que ya no te recuerdo ni con bronca ni con resentimientos imaginarios. Por suerte o por desgracia, tampoco con la misma pasión de antes. Esta mañana, hice el viaje a Monterubio de la Armuña. Había sol y amapolas, los campos de colza ya están sesgados. Algún milano sobrevolaba la carretera antes de llegar a Villares de la Reina. En ese trayecto a veces pienso en ir a buscarte, pero el pensamiento va y viene como el relámpago de una tormenta que se aleja.




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