jueves, 7 de marzo de 2019

El mejor regalo para una Navidad que ya creí perdida





13 de diciembre, 2017_Si tomabas 3 días seguido, ya quedabas enganchado a la cocaína. Escribirte se tratará más o menos de lo mismo, puesto que no más abrir los ojos ya me senté para continuar con la empresa de extrañarte a manuscrita. Solamente el acostumbrado paso de los días y de las noches ha logrado que los momentos sin ti ya no me resulten incómodos. Es demasiado temprano para sacar fuera a las pragmáticas macetas con los almendros. La ventana hasta abajo veta nuestra cognición de las estrellas. Igual que las estrellas lo son al cielo nocturno de Salamanca, hace mucho que te decidí como una perenne compañía, la cual no tiene porqué ser dolorosa. También te podrías decir como una guía omnisciente que me muestra a cada instante cuál es el camino a un mundo ideal. Vivirás en mí como la nostálgica fijación de una meta soñada, haciendo del resto de las cosas una agradable sorpresa que me tocará vivir.
14 de diciembre, 2017_Renacido: durante un año le creí sin vida, después de haberlo trasplantado sólo quedó un palito pelado clavado en el macetero. Ahora ya hace un año que sus hojas perennes prometen futuros tupidos de gráciles nomenclaturas que nos tocarán de inmediato el alma.

Escasean los instantáneos capicuas en las cibernéticas horas de los relojes. Y cada otoño que pasa empeora un poco más la salud de nuestros mayores. Fruto de sus heridas emocionales, el alzheimer se instala en su salud con algún que otro retroceso, empeorando junto con ellos la calidad de vida de sus entornos; a ti hace ya 20 días que no te escribía a manuscrita, se compensa pasando en limpio las viejas dedicatorias que te escribí.

23 de diciembre, 2017_Una neblina espesa prepara a Salamanca para que mañana el día de Noche Buena se vea como un abismo fantasmagórico. No he dejado de escribirte porque me falten motivos; si no era por extrañarte, lo hubiera hecho por tratar de invertir en mis prosas aquella sana metamorfosis que fue el haberme enamorado de ti. Aunque también espacié un poco los momentos en que te venía a dedicar alguna que otra epístola. Y así la tentativa de olvidarte no cayera una vez más en saco roto.

Desde ayer, el extraordinario reencuentro con tu mirada recreó nuevamente la efervescencia perdida del sentimiento de amor. El mejor regalo para una Navidad que creí perdida.

Dnld 2017



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Pasa a dejar tu comentario