lunes, 18 de marzo de 2019

El deseo de saber un solo dato concreto sobre ti hace que tengas morada en cada pueblo que dejo atrás




1 de enero, 2018_Hoy es el primer día de otro año en el que solamente puedo arañar el cumplimiento de mis deseos de estar alguna vez junto a ti. La distancia que hay entre los días en que vengo a ecribirte se amplía cada vez un poco más, otro famoso síntoma de que este enamoramiento se ha ido enfriando con el paso de los días. Ayer hemos estado muy cerrca el uno del otro pero tu indiferencia me dolió efímeramente. Antes cargaba con ella como Jesucristo con la cruz de los pecados. Y no la soltaba hasta que un día se te cruzaba por la cabeza mirarme a los ojos nuevamente. Cada vez le rezo menos a los ángeles para que te traigan a mi vida. Y no me siento culpable al coquetear con otras mujeres. Y en las calles me parece verte menos.
10 de enero, 2018_Ya no recuerdo cuando fue la última vez que he venido a escribirte por la mañana. A pesar de la llovizna y el aire resistente, hoy hice un viaje a Monterrubio. Entre el claroscuro del día se podía adivinar una destemplada escaramuza entre el sol y las nubes de una llovizna pasajera. Ya sabes cómo decía Gandhi, “La mentira puede vencer temporalmente”. Así regresé a casa con el suéter impregnado de una garúa intermitente. El el camino de ida te imaginé viviendo en las glamorosas casas de Las Coronas, luego te imaginé en Villares. Entonces me di cuenta de que el deseo de saber un solo dato concreto sobre ti hace que tengas morada en cada pueblo que dejo atrás.


Dnld 2018



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