sábado, 13 de octubre de 2018

Psicología barata y algún oxímoron





Algunos días el olvido va haciendo efecto, y la imagen de otra persona aparece en mi corazón desde que despierto. Pero la manuscrita que la describe parece ser de otro hombre. Inexplicablemente, por medio de azarosos mecanismos arbitrarios, hay alguna insolencia del pasado que revolotea en la ingrávida sustancia de mi psicología, igual que podría hacerlo una molesta mariposa de la noche en la habitación cuando uno enciende la luz de golpe. Esta tristeza omnisciente ha conseguido desencadenarme de la larguísima obsesión que te idolatraba en aquel inseparable trascurso de los minutos. Cuando esto sucede uno escribe más centrado en la belleza literaria antes que en la de su amor. Al morirse nuestro enamoramiento comienza la escritura sin yo. No existe un destinatario prístino para las prosas. Al notar esto, uno se da cuenta de que el dolor se produce cuando debemos abandonar de golpe a las ilusiones. Psicología barata y algún oxímoron. Y al cabo de unos años se bajan los brazos en la lucha por nuestros sueños. Hasta que ayer, 14 de marzo, miré el perfil de tu cara otra vez.
Con una burguesía casi apática mirabas un monitor Nacional. Supongo que poblarías los momentos de tu vida para que se cumpla el horario de regresar a casa, donde emocionadamente te aguarda él. Uno es un hombre más apuesto renunciando a decir y hacer para dejar contentos a los demás. Al dejar de quererte estoy volviendo a casa; al desenamorarme de ti el pensamiento es uno nuevamente. En este cuarto todo será silencio: los elefantitos no me hablan ni respiran, tan solo echan su sombra sobre la blanquedad del gotelé memorizado. pero al menos tengo una buena noticia: ayer por la tarde hice el recuento literario de aquellas notas escritas en tu ausencia. Y helo aquí, un poemario de 300 versos que empalagan. Y por supuesto: casi está finalizada la bitácora de Rummenigge.






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