domingo, 28 de octubre de 2018

El desamor vendría a ser el súbito reencuentro con un mundo de facultades que a simple vista nos suenan desconocidas




2 de abril, 11 de la noche

Mi alma insiste en darme motivos para vivir mostrándome tu imagen como primer pensamiento del día. Mas para evitar pensar en ti tomo distancia de estos cuadernos durante algunos días. Sin embargo, cuando despierto me doy cuenta de que desenamorarme de ti ha sido una inútil empresa de la soberbia psicológica. Por eso doliente razón será que de inmediato intento negarme a mí mismo tu existencia, y me culpo duramente por haber pensado en ti. Ahora que ya sé que eres de otro hombre, cada día comprendo un poco más que la ilusión de estar alguna vez a tu lado ha dejado de ser una dulce motivación para vivir y pasa a convertirse en una carga que iré dejando poquito a poco. Aunque como si fuera una trampa, como una tentación de un destino adverso, hoy me arrimo hasta aquí para escribirte en otro día 2 de abril, el tercero desde que tomé la decisión de escribirte únicamente a ti. Y poco a poco va desapareciendo de mi vida la preocupación de que no vinieras a mí... y en mi alma va quedando espacio para recibir a una nueva ilusión.
El desamor vendría a ser el súbito reencuentro con un mundo de facultades que a simple vista nos suenan desconocidas, pero que tienen el fin de reemplazar a una perpetua combinación de fantasías que polulaban en nuestra mente cuando reinaba el amor.
El que ya no me emocione desbordadamente el leer un texto con tu nombre es una prueba veraz de que el olvido está haciendo bien su trabajo
4 de abril, 10pm_La investigación de un libro sobre los sueños me hizo saber que los sueños hipnogógicos de ayer han tenido que ver contigo. Sin embargo en los hipnopómpicos de esta mañana la cara de otra mujer ha servido como la cálida representación de mi amor. Un alentador símbolo, una aliviadora señal de que después de todo la vida continuará... aunque no sea a tu lado. La tentación de ir a buscarte para saber si me miras es aceptablemente vencida por alguna responsabilidad o algún que otro pasatiempo. El que ya no me emocione desbordadamente el leer un texto con tu nombre es una prueba veraz de que el olvido está haciendo bien su trabajo.


DNLD



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