miércoles, 16 de octubre de 2019

A medida que nuestro enamoramiento mengua, nuestra atención va dejando de centrarse en cuánto hemos sido amados o cuánto no





7 de junio, 2018_Algunas veces quedo perplejo pensando que alguna mujer puedes ser tú. Es entonces que revivo aquella fascinación tan única que experimenté al volverte a ver. Pero en lo que queda del día, poco a poco voy extrañándote menos. O mejor dicho, te voy extrañando más espaciadamente a lo largo de los minutos del día a día. En mi vida todo es igual que ayer, que hace unos días... que la estación pasada.
8 de junio, 22.30hs_Los almendros aquí me acompañan, Albur está lleno de hojitas nuevas y una rama muy larga. Esta mañana las fuerzas del destino me llevaron hasta ti, sin esperar que te levantaras para que un minuto más tarde nuestros destinos hagan tangente. Un rato después, por el viaje a Monterrubio, el cansancio me persuadió para descansar un poco y luego me desperté más negativo con respecto a tu actitud de esta mañana. Tal vez fue nada más una exótica casualidad el que nos cruzáramos de nuevo, y dejándome llevar por el amor me empeñé en seguir viendo lo que en realidad son meras casualidades como unos predestinados acercamientos providenciales. Hace un tiempo te dejaba blancos sobres cerrados entre los libros para que los encontraras. Luego de dos años, todavía no estoy seguro de que hubieras sido tú quien los abrió. Pero si no fuiste tú, eso quiere decir que gestos de amor como aquellos potencian los acercamientos entre dos que se aman.
10 de junio, 21.12hs_Hoy acabé de pasar en limpio los párrafos sueltos de la bitácora de Rummenigge. Ya no tendré más creaciones literarias que se llamen así. Quedó un librito precioso, las dos carillas que me falta agregar al texto, serán una especie de puzzle de párrafos sueltos que iré encajando por aquí y allá a lo largo de esa bitácora. Tal vez por la libertad de haberme quitado el trabajo atrasado de encima, me di el premio de pensar toda la tarde en ti. Varias veces cometo el error de regañarte en voz alta, como si estuviera delante tuyo y pudieras escucharme. Lo hago, quizá, porque me da bronca que no estés aquí.
Martes 12 de junio, 21.40hs_Llueve. Los almendros proyectan su sombra tenue encima del gotelé blanco. Al final, no me quedó otra que acostumbrarme al sonido del gasoducto del ordenador de mi hermana. La saludable compañía del los almendros es consoladora. Por otro lado hoy pensé mucho en ti. Ágape. El último recuerdo que tengo de tu imagen es verte volviendo a tu lugar de trabajo, ya no eres una obsesión entre los dos crepúsculos mentales. En las avenidas la gente ya no se transforma de golpe en ti, como lo hizo en los años que pasaron. Pero sigo regañándote en voz alta por alguna falsedad tuya que trataba de disimular el amor. Pero esa es una actitud que he decidido dejar atrás. Casi dos años rearmaron un poco la psicología que se rompió el día que te vi con él.
21.20hs_Románticos momentos embellecen al anochecer de la calle Candelario. Hoy cogí la carretera hasta Mozodiel del Camino. Frené dos veces, la primera para fotografiar un campo de amapolas y la segunda a uno de los últimos campos de colza. A medida que nuestro enamoramiento mengua, nuestra atención va dejando de centrarse en cuánto hemos sido amados o cuánto no. La pluma que antes sólo le escribió a ella, ahora comienza a rizar analíticas epístolas a un redescubrimiento del mundo exterior. Será por eso que los bondadosos almendros han resucitado de la muerte que tuvieron desde que te fuiste de mi ilusión. Los días se convirtieron poco a poco en el redescubrir de la belleza que me rodea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Pasa a dejar tu comentario