jueves, 22 de marzo de 2018

Un golpe infernal de vez en cuando, luego del cual nos vemos obligados a sustituir por nuevas alternativas a nuestras ilusiones de felicidad

















29 de noviembre, 2016_Hoy no recuerdo si has sido mi primer pensamiento. Sé que entre algunas idas y vueltas de oscuras palabras se inmiscuyó tu imagen. Ayer creí haberte visto, acompañada por otro hombre que no era él. Llevabas el pelo suelto, sentada en un bar le dabas la espalda a la civilización. ni él ni tú me han visto pasar. parecían ensimismados en un tema tuyo. A ustedes los opacaban los cristales de aquel café, supongo que a mí lo que me escondía era el desinterés.
5 de septiembre, 16.50 hs_En un instante todo puede cambiar en nuestra vida. Un golpe infernal de vez en cuando, luego del cual nos vemos obligados a sustituir por alternativas a nuestras ilusiones de felicidad. Es así que nuestras esperanzas han de sufrir una violenta metamorfosis en cuyo proceso resurrector cada cambio nos hace brotar las lágrimas. Lo que nos duele es que debemos desacostumbrarnos de los dulces patrones concientes que se crearon sin darnos cuenta durante el enamoramiento. Quien sea creativo sufrirá un duelo por partida doble; el organismo va habituando a suplir la felicidad que me causaba la mimosa evocación de cualquier átomo que estuviera relacionado con tu existencia por un nuevo vacío melancólico que empapará tus imágenes y voces… para que te conviertas en un fantasma.
21hs_La espiga de trigo ya tiene dos o tres meses. La arranque volviendo de Carbajosa de Armuña, un mediodía de julio. Los mares verdes de Salamanca. Ello es lo único tangible que me quedará de mis ilusiones. Los sueños rotos le dan una vuelta de tuerca a nuestra vida y a nuestros planes de futuro. Viviré otra vez para los demás. Pero tú me recordaste que se siente al tener la esperanza del verdadero amor. No sé si hay mucho porqué vivir. La altruista realización de un taller para maltratadas será mi aliciente de vida. Supongo que temporalmente me quedaré con la insanía de hablar solo y en voz alta, practicando las cosas que quise decirte, como si fuera una resonancia de mi desilusión. En cuanto a mi amor por ti, será un incómodo impulso que me invitará a seguir escribiendo para sacar pequeñas ganancias de las grandes pérdidas… y así no sentir que he vivido en vano. Hoy mi corazón es un saco roto, atravesado por cada una de tus imágenes que van cayendo una atrás de otra en el vacío obscuro de la nada interior en que se ha convertido mi inteligencia.
6 de septiembre, 4.40am_Se ha fosilizado en la ilusión el hábito de amarte. Por eso al despertar sigues llegando hasta mí en el laberinto de las obscuras palabras mentales. Cada año escribir es un poco más fácil, empalmar una letrita a la otra se vuelve más automático con la práctica del día a día. De la misma forma, la locura de tu amor me dejó secuelas automáticas en la psiquis. Cuando pensaba en ti, me había acostumbrado a practicar en voz alta las palabras que hacino para decirte en persona, como un entrenamiento para vencer a mi timidez. Establecí dos años como fecha límite para comenzar a olvidarte. El destino me dijo que fueran dos semanas más. te dejé el último sobre el dos de agosto, un mediosía soleado. Pero no fue hasta el 16 que los vi de la mano. Fui hasta ti de inmediato para reclamarte los textos. Confieso que ya había estudiado ese paso, por si acoso todo resultaba tal como me lo temía.
7 de septiembre_Sin repartir culpas, dejamos que se vayan sucediendo los días, las horas y los minutos, agradeciendo cada vez que abro los ojos y es alguna otra cosa la que se encarga de comenzar el reinado de mis pensamientos. Hasta que al poco tiempo llega tu imagen, igual que un okupa, para dar un golpe de Estado en el secreto Hemiciclo de mi psicología. Es evidente el motivo por el cual ya no me nace escribir “Señora mía”. Desde hace 2 años nuestros acercamientos y entrecruces me persuadieron para creer que en la sinuosa línea de toda la historia nuestros destinos hacían tangente una y otra vez porque nada podría evitar que alguna vez estuviéramos unidos. Hoy, en cambio, me doy cuenta de que nuestros constante alejamiento, interrumpido cada tantas ocasiones por alguna que otra mirada o cercanía, fue nada más que para demostrarme lo imposible que sería que vivamos el amor verdadero. Pero dentro de muchos años, cuando todas las promesas de felicidad hayan sido un mero cuento confirmado por las canas, tú y yo nos recordaremos con curiosidad y nos preguntaremos si no habremos dejado escapar la oportunidad de la felicidad permanente.
22hs_ Este cuaderno lleva ya un mes de vida. Desde que los vi juntos el monitoreo de este amor entró en una línea recta. Algunas personas forman parte de mí, otras lo hacen a pesar de mi voluntad. ¿Tú? Claro que sí. Lo has hecho desde siempre. Los insomnios de un corazón roto son a la misma hora, sólo que uno depierta y ya no se permite pensar en ninguna felicidad junto con la persona que ama. Cuando estamos enamorados sucede espontáneamente, la vida es un incansable pensamiento que nos ve estando junto a la mujer amada. Pero cuando nos hacen trizas el corazón los secretos acostumbramientos de nuestra esperanza se convierten de pronto en una lid que busca acallar los improntos de palabras e imaginaciones que nos hacían soñar con aquella persona que llenaba de sentido a todas las cosas en nuestra vida. Despertarse con el corazón destrozado puede también ser una seda de Ariadna que nos orienta por los recovecos que formalizan el laberinto cursivo de la escritura. Es así que el dolor en el alma puede metamorfosearse hasta que se convierte en el amor por la creación literaria.
Repaso estas hojas tristemente, puesto que en estos renglones manuscritos preservé el contenido de mis sueños añorados. La esperanza de que no estuvieras junto a ningún hombre fue la generosa aunque equivocada  percepción que mantuvo viva a la creatividad de mis prosas. La reiterada evocación de tus miradas fue la retroalimentada esperanza de que alguna vez vinieras a mí como antaño lo habías hecho.
13 de septiembre_Y así, poco a poco, te has ido difuminando de las madrugadas. Otra ocupó súbitamente aquel sitio destinado íntegramente a tu existencia mágica. Sé que nunca aceptarás que tus últimas miradas fueron amorosas reacciones a la tinta que este devoto de ti deslizó rizadamente a lo largo de los renglones de estos cuadernillos en blanco.
Ver a nuestro amor acompañado nos ayuda al olvido. Ignoro si algún día podrás desocupar del todo a mi corazón; si alguna vez podré desovarme por completo de tus recuerdos, cuando a través de los días vaya olvidando una a una a tus caras. No sé si en un mañana podré mirarte sin lamentar estar notando en tus ojos el reproche de un dejo de amor que no se consuma. O sin que pueda hacer nada para recrear en nosotros aquel sentimiento de apasionada impotencia al que nuestros criterios seriales nos encapsula.
O si algún día te miraré sin lamentar la pasividad de no haber aprovechado tus cercanías para perpetrar la dulce imprudencia del adulterio.
23hs_Y así, mi Señora, se va completando, renglón tras renglón, el cuarto cuaderno de Rummenigge, la obra más larga que ha cursionado tu servidor. Cuando la remembranza te ecoca hoy día se siente inevitable experimentar en secreto un dejo de molestia: la rebaba del desamor se justifica en el copioso itinerario de ilusiones que produjo la equivocada imaginación de suponerte sola; tus miradas culposas han conseguido hacerme un fiel devoto del amor por tu existencia.


Dnld, 2016




 










No hay comentarios:

Publicar un comentario

Pasa a dejar tu comentario