lunes, 4 de enero de 2016

El revoloteo de estigia que hacías en derredor mío cuando volví

10 de agosto, 2015
Mi querida Señora,
El horizonte subtormesino pospone las nubes a los consorcios bajitos, mientras los autos avanzan por el paseo de los Cerezos, como si fuesen un caracol que cambia de color.
Hoy no demostraste ningún sentimiento de alegría cuando fui a verte. Caray… quizá yo imaginé todo esto; el amor en tus ojos, antes tenía el privilegio que me buscaran a diario; la candidez en tu timbre de voz; el revoloteo de estigia que hacías en derredor mío cuando volví. Las últimas palabras que te he dicho funcionan en mi mente como un mantra amoroso, que lavó mi interior de otras impurezas como rencores o preocupación. ¿Acaso estar enamorado no consiste en la iluminación absoluta de nuestro lado oscuro, gracias a los pensamientos permanentes de la persona amada?
Probablemente mañana estés allí de nuevo, fastidiada por quienes te miran sin decir nada, acorbadados por tu belleza, propia de las sirenas y de las diosas.
Mi saudade, mi jedyna… mi todo.


dnld, 2015

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