Viernes
7am_El cielo de la tormesinidad se viste de un claroscuro
estrellado. 3 vasos de té frío se amarillean con unas gotas de
limón castellano. Ellos son a las demás pertenencias del escritorio
lo que lo que una persona puede ser comparada con un inmobiliario,
puesto que ya no estarán aquí cuando termine de escribirte. Será
raro no ver a renacido creciendo más, este noviembre será la poda.
Parece que fue ayer, mi bien, cuando comencé a escribirte sobre él.
¿Y qué hay de albur? ¿Cuántas ramitas le crecerán esta
primavera? ¿Cuándo me dará flores? Y hablando de Roma la petuña
ya no tiene ninguna, ni tampoco tiene pimpollos. Probablemente con
marzo venga otra floración si acaso la primavera la encuentra viva.
Borges aguardaba a la muerte con mucha curiosidad, decía. Así yo
espero a las flores de los almendros. ¿Qué sentiré al estar en su
lozana compañía? ¿Qué querrá Dios enseñarme a través de ellos?
Mi hermana ya partió a su oficina, la usa como un cubil para huir
del trastorno de esta familia. Si acaso el pronóstico de mi
intuición no habló por hablar y al abrir la ventana descubro que el
cielo está lo suficientemente despejado, tal y como te escribí ayer
pernoctando hoy viajaré hasta la Mata en bici. Después iré a
buscarte, aunque probablemente aún estés veraneando junto a él.
Al darte estos escritos
dos años atrás, el equivocado 2 de agosto, me contentaron dos
felicidades: el dártelos y pedir que me los devuelvas dos semanas
después, cuando te vi de la mano con él. Así es la vida, aquello
fue una tristeza que únicamente lavó de mi alma el tiempo y
distanciarme del barrio en te conocí.
21.50hs_Tal y como te lo
prometí cursivamente, esta mañana pude ir a fotografiar los caminos
de La Mata de la Armuña. Le saqué fotos a las caballos, Portos y
Áramis, y antes también a un rebaño de ovejas, allá por el
precioso pueblo de Monterrubio. En el retorno, opté por refrescarme
un poco antes de salir hacia la Torrente y, aunque devolví los
libros, salí de allí con el corazón vacío al ver que no estabas
tú. Tras los almendros, tu ausencia es mi compañía. Oxímoron.
Sobre el fumé se reflejan las diminutas hojas de la petuña. Mamá
demuestra su cariño regalándome un llavero con Bartolomeo J.
Simpson. Regalitos así parecen un hacino de jilgueros enjaulados en
los cajoncitos rallados de una cómoda de fantasía.
Sábado 21.40hs_La petuña
y los hermosos almendros acompañan como siempre a mi soledad. Esta
mañana no he llegado hasta La Mata, sin embargo fotografié el
puentecito de Mozodiel del Camino. El sol y el asfalto dan a la
carretera el colorido de las abejas. Ya de regreso en la ciudad, fui
presenciando una seguidilla de apariciones de tu nombre, en el
periódico del bar, en el móvil... o en los créditos de una
película. Gracias a la energía que me va dejando la relectura de
los Evangelios consigo escribirte el doble de las hojas que solía
escribirte a diario. Pero en cuanto mi mundo interior, he terminado
por aceptar el hecho de que le perteneces a otro hombre. Al
conseguir que mi amor por ti no tergiverse esa realidad, pues mi
corazón recupera un poco las reservas de la esperanza para mirar
hacia el futuro con el cristal de un optimismo un poco más
pragmático, que aprovecha las viejas experiencias para hacinar un
número finito de aprendizajes. Así analizo los momentos que me
rodean con el fin e sacar algo bueno de todos ellos.
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