lunes, 5 de marzo de 2018

Porque cada trigal lleva el color que nuestro corazón le adjudica



























Mi queridísima Señora,






2 de agosto, 2016 - 6 de la mañana_Y finalmente el día llegó. No he tenido el coraje de realizar la pintada que te recibiera cada día en tu lugar de trabajo. Faltan no más 6 horas. ¿Qué hay si vuelves de la mano con él? El semaforito estuvo toda la noche en ámbar; el roncoso murmullo de los camiones municipales ya comienza a desperezar. Y las constelaciones… ¿Quién sabe? Aunque se sospecha cristalidad en el cielo subtormesino. Por el cristal de la ventana tan solo se diferencia un ocre frío sobre los techos cuadrados y las terrazas emplafonadas. A las 6 de la mañana los suaves motores de la sociedad se auspician con la onomatopeya de la z del Zorro.







22hs_Y se quedó encima del mostrador, bajo un libro de tapa blanda y verde, sin nadie alrededor que se percatara de su existencia, excepto este gentilhombre.  A lo mejor lo hallaste antes que nadie tú. Pasó lo que en dos años no había hecho: me enfrenté a tu mirada mientras dibujé. Dos o tres veces pude sentir tus reojeos. Como fuera, cumplí mi cometido. Un año y medio hacinando páginas a manuscrita. Y dos meses de vertiginosas tipografías para poder dejarte el cuaderno, mi bien. ¡Qué año tan maravilloso! Esta madrugada había rezado para que el cuaderno llegara a tus manos blancas. Y ahora, cerca de las 10 de la noche, me pregunto si Dios habrá cumplido mi sueño.
4 de agosto, 2016 7.00am_Las nubes de tonos púrpuras al amanecer, el tupido gorjeo de los de los pardales del barrio, o la preocupación por un pichón de paloma en la calle Toro; los almendros que tiemblan al son de la brisa matutina. Casi todas las persianas aún están cerradas, síntoma ciudadano de que nuestro Garrido Norte aún no desperezó del todo.
23.00hs_Los tres almendros salieron a la ventana para aguardar a la mañana que inexorablemente vendrá. Sobre el ocre obscuro de la noche de Salamanca, la Cruz del Sur puntea el cielo con un pálido azul celeste, semejante al celeste de la bandera argentina. He aquí otro día que deja como única y sublime reminiscencia el intenso largometraje de un desfile por cada fotograma de tus recuerdos, vida mía.
5 de agosto, 5.30am_El relojito a cuerda marca efímeramente las 5.34 de la madrugada. De nuevo la persiana sigue totalmente baja.
22hs_Esta mañana nuestras miradas se mimaron fugazmente, como la aguja en el minuto 34. Y al partir balbuceaste un hola. Por la tarde, como siempre, el dibujo fue el pretexto para ir a esperarte a Calle Toro. Pero en la atmósfera ciudadana no apareció tu caminar, ni siquiera un parecido con tu postura.
¿Qué más podría yo decirte de este cuarto, mi bienamada Señora? Una alcancía en forma de scooter embellece el aspecto vetusto de un escritorito alargado con tres cajones para papeles. Hoy la Pilot se debate entre lo pragmático y lo poético. Te has convertido en una composición de mi mente, que todas las mañanas enciende la actividad de mis pensamientos. Estás antes que todo. Las luces de la antigua Chinchibarra ya no parecen estrellas si no estás aquí.
Y Salamanca ya nunca estará despierta sin antes haberte deseado los buenos días.
6 de agosto, 2016_Esta semana se fue pasando entre los recuerdos de nuestras palabras del 2 de agosto… y del entrecruce de nuestras miradas, mientras fingía que me importaba el dibujo para sentarme cerca de ti. Después vino el viernes, con nuestras miradas efímeras y tu saludo silencioso. ¡Ahhh, qué pronto pasan los años si pienso en ti! Apenas ayer regresaste de tu ausencia larga, un 16 de septiembre. Desde entonces recuerdo cada mirada tuya. Y cómo respondías con tu presencia a las cartas que te fui dejando entre los volúmenes flacos y gruesos, a partir del 11 de noviembre. Desiderata. Lo que uno desea.
7 de agosto, 4.40am_Un día falta, quizá, para que este servidor cumpla el vitamínico sueño de contemplarte otra vez. Tendría que haber cogido más espigas de trigo, cuando julio doraba las orillas en la carretera de Carbajosa. Y así abastecerme para los meses que no se verán por las carreteras. Como si fuera alguna especie de hormiga, y las guardara para los meses de invierno. Así, cada día 2, te iría dejando uno. ¿Por qué sufro este insomnio desde que te volví a ver? Nada tendría sentido si tú no estuvieras allí.
2.45pm_Un domingo caluroso. Una sofocación invade mi alma cada vez que pienso que puede no haber llegado a tus manos el regalo del día 2. ¿Qué será del amor, de las ilusiones que me mantuvieron erguido durante todo este tiempo? Luego del 2 de agosto, en el alma de tu devoto se han orquestado varios procesos. Al principio caminé absorto por las calles de Salamanca, maravillado por las dimensiones románticas de la paciencia que vos inspiraste en mí. Estaba admirado por la obra que acababa de escribirse en el presente capítulo de mis días, cuyo título eras tú. Después viviría en un limbo, un stand by de mis sentimientos, logrado por el esfuerzo cursivo de dos años, en donde se reflejaba el fidedigno mapa sanguíneo del desmesurado amor que despertó en mí vuestra existencia. Pero también por la humilde paciencia que consiguió no darte señales de mis planes. Podría llamarse fe.
Pero ahora, mi bien, camino aterrado por las posibilidades de que nunca hubieran llegado a tus manos estas misivas, que jamás las hayas abierto. En contra de esta suposición, ayer por la tarde, antes de dormir una siesta, he vivido un relampagueo psíquico, que me mostraba la pequeña espiga de trigo sujeta con celo en la tarjeta del girasol:


Porque cada trigal
lleva el color que
nuestro corazón le adjudica.


 Te pertenezco
                   2 de agosto, 2016




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