Miércoles 10 de agosto, 2016
Estos últimos 2 días, han sido el depresivo tránsito por la agonía del prejuicio derrotista basado en la patológica premisa de que tu corazón a otro le perteneciera, tal y como yo a ti. Más ahora que las cosas se han enfriado, y el amor encausa a las realidades vividas en los ríos de su maravillosa lógica, aquel extraordinario sentimiento de amor resucita con el nuevo análisis de tus miradas. E igual que un Fénix emocional, la maravillosa ilusión de estar junto a ti revive una vez más.
22.55hs_Y así se va acabando, Señora mía, otro día repleto de la felicidad que me provoca el mirarnos a los ojos. Los almendros aún siguen dentro, como si fueran los tres cerditos que en vez del lobo huyen de la temperatura. Te vi leyendo Paciencia. ¿Puedo ahora afirmar que has sido tú quien recibió mi mensaje, y el título es una artimaña de Dios para que yo te siga esperando con expectativas de un posible mañana juntos? Hoy medité lo que pudo conseguir en tu corazón aquella esforzada recopilación que te fui escribiendo a lo largo de un año y medio (preciso mapa sanguíneo de mis sueños sobre ti). Hubieran sido dos años. Pero los primeros 6 meses me negaba a creer que la perfección de mis sueños amorosos fuera posible. Y a pesar de nuestros reojeos, durante 6 meses maravillosos en el fondo de mi corazón me parecía imposible la idea de que tú también te hubieras enamorado de mí, desde el día que volví a verte. Y desde entonces te pensé todos y cada uno de los 731 días. Año bisiesto.
Entregarte estos dos años de mi amor, es lo único que puedo hacer para que me perdones, me perdones los días de ausencia, los ininterrumpidos momentos de mutismo… Las miradas que no te di.
Ya pasó mi cumpleaños, pasó también otra discordia… y en mitad de todo esto recuperé la bendición de tus miradas. Te amo más cada minuto que pasa. Tuyo, y de nadie más. Me gusta amarte: me hace vivir en una sensación de agradecimiento permanente. Hoy me diste algo que guardaré siempre, y volverás a ver. Te doy mi palabra.
Amada Dueña mía, Nadal y Del Potro disputan la segunda semifinal de los olímpicos Brasil 2016. Entretanto los españoles nos perfilamos para la llegada del puente, aunque no sepamos a dónde nos llevará. ¿A dónde habrás ido, mi bien? Ininterrumpidamente hago fuerza con los pensamientos para transmitirte todo mi amor, estés donde estés.
Por la mañana, otra vez, fui a esperarte en un banco de concreto, cuya superficie brillaba como el asfalto en los días de sol. A cada instante miraba si vendrías. Curiosamente, mientras te esperaba, ninguna mujer se transformó en tu postura o en tu forma de caminar: en nadie vi a tus cabellos ni ninguna mujer me miró con tus ojitos claros.
Otro domingo, mi bien, en el que lucharemos para elegir el descanso, el ejercicio… o el esperarte. Afuera los pardales interpretan su pía requetepían. El nuevo amanecer es tentador para la bici.
22hs_y he aquí otro domingo en donde la espera de tus miradas es un milagroso ansiolítico que Dios se ha negado a darme. Con otro insomnio increíble, Él enfermará mi mente de nuevo arrebañando la corteza de mis sesos blancuzcos con el mordisqueo del no saber si eres o no de otro hombre. Hoy por la mañana recibí otra señal.
Aguardaba para abonar un café con leche, y una mujer devolvía el llavero de su habitación: el tintilineo de las llaves despertó mi curiosidad, y cuando me di vuelta para mirar había un número 2 plateado, grande como una casa, que colgaba atado al llavero; las luces de neón reverberaban en su superficie pulimentada. Parecía decirme que el Destino estaba esperando que te vaya a buscar de nuevo.
16 de agosto, 2016 5.30am_El límpido silencio de la madrugada subtormesina consigue que los contornos de la mítica Chinchibarra sean más nítidos. Las farolas encendidas levitan sobre las copas del platanus perennis, como fog figthers que espían la naturaleza nocturna de la ciudad. Aún los motores municipales no resaltan sobre los escasos ruidos de los algún que otro turismo, que dan fugazmente el ¡Estoy aquí! con sus fshhhh sobre el asfalto de Federico Anaya. Las edificaciones ahí estarán. Y a veces pasan minutos sin que se oiga un farfullo… ¿Te encontraré en la ciudad esta tarde, este mediodía?
18.20hs_Y todo fue tal cual lo temía. Hoy a las 12 te vi de mano con otro hombre. ¿Por qué Dios me ha permitido acercarme tanto? Los supuestos planes divinos que yo había conjeturado durante estos 2 años de ilusión, no eran otra cosa que una reacción de mi ingenuidad ante la inexistencia de pruebas reales que me confirmaran tu amor.
Como una dañina y peligrosa secuela de todo aquello, hoy me quedo esperando a veces a que alguien pronuncie tu nombre para pensar así que Dios pretende darme motivos para que vaya en tu búsqueda.
22.55hs_Y así se va acabando, Señora mía, otro día repleto de la felicidad que me provoca el mirarnos a los ojos. Los almendros aún siguen dentro, como si fueran los tres cerditos que en vez del lobo huyen de la temperatura. Te vi leyendo Paciencia. ¿Puedo ahora afirmar que has sido tú quien recibió mi mensaje, y el título es una artimaña de Dios para que yo te siga esperando con expectativas de un posible mañana juntos? Hoy medité lo que pudo conseguir en tu corazón aquella esforzada recopilación que te fui escribiendo a lo largo de un año y medio (preciso mapa sanguíneo de mis sueños sobre ti). Hubieran sido dos años. Pero los primeros 6 meses me negaba a creer que la perfección de mis sueños amorosos fuera posible. Y a pesar de nuestros reojeos, durante 6 meses maravillosos en el fondo de mi corazón me parecía imposible la idea de que tú también te hubieras enamorado de mí, desde el día que volví a verte. Y desde entonces te pensé todos y cada uno de los 731 días. Año bisiesto.
Entregarte estos dos años de mi amor, es lo único que puedo hacer para que me perdones, me perdones los días de ausencia, los ininterrumpidos momentos de mutismo… Las miradas que no te di.
Ya pasó mi cumpleaños, pasó también otra discordia… y en mitad de todo esto recuperé la bendición de tus miradas. Te amo más cada minuto que pasa. Tuyo, y de nadie más. Me gusta amarte: me hace vivir en una sensación de agradecimiento permanente. Hoy me diste algo que guardaré siempre, y volverás a ver. Te doy mi palabra.
Amada Dueña mía, Nadal y Del Potro disputan la segunda semifinal de los olímpicos Brasil 2016. Entretanto los españoles nos perfilamos para la llegada del puente, aunque no sepamos a dónde nos llevará. ¿A dónde habrás ido, mi bien? Ininterrumpidamente hago fuerza con los pensamientos para transmitirte todo mi amor, estés donde estés.
Por la mañana, otra vez, fui a esperarte en un banco de concreto, cuya superficie brillaba como el asfalto en los días de sol. A cada instante miraba si vendrías. Curiosamente, mientras te esperaba, ninguna mujer se transformó en tu postura o en tu forma de caminar: en nadie vi a tus cabellos ni ninguna mujer me miró con tus ojitos claros.
Otro domingo, mi bien, en el que lucharemos para elegir el descanso, el ejercicio… o el esperarte. Afuera los pardales interpretan su pía requetepían. El nuevo amanecer es tentador para la bici.
22hs_y he aquí otro domingo en donde la espera de tus miradas es un milagroso ansiolítico que Dios se ha negado a darme. Con otro insomnio increíble, Él enfermará mi mente de nuevo arrebañando la corteza de mis sesos blancuzcos con el mordisqueo del no saber si eres o no de otro hombre. Hoy por la mañana recibí otra señal.
Aguardaba para abonar un café con leche, y una mujer devolvía el llavero de su habitación: el tintilineo de las llaves despertó mi curiosidad, y cuando me di vuelta para mirar había un número 2 plateado, grande como una casa, que colgaba atado al llavero; las luces de neón reverberaban en su superficie pulimentada. Parecía decirme que el Destino estaba esperando que te vaya a buscar de nuevo.
16 de agosto, 2016 5.30am_El límpido silencio de la madrugada subtormesina consigue que los contornos de la mítica Chinchibarra sean más nítidos. Las farolas encendidas levitan sobre las copas del platanus perennis, como fog figthers que espían la naturaleza nocturna de la ciudad. Aún los motores municipales no resaltan sobre los escasos ruidos de los algún que otro turismo, que dan fugazmente el ¡Estoy aquí! con sus fshhhh sobre el asfalto de Federico Anaya. Las edificaciones ahí estarán. Y a veces pasan minutos sin que se oiga un farfullo… ¿Te encontraré en la ciudad esta tarde, este mediodía?
18.20hs_Y todo fue tal cual lo temía. Hoy a las 12 te vi de mano con otro hombre. ¿Por qué Dios me ha permitido acercarme tanto? Los supuestos planes divinos que yo había conjeturado durante estos 2 años de ilusión, no eran otra cosa que una reacción de mi ingenuidad ante la inexistencia de pruebas reales que me confirmaran tu amor.
Como una dañina y peligrosa secuela de todo aquello, hoy me quedo esperando a veces a que alguien pronuncie tu nombre para pensar así que Dios pretende darme motivos para que vaya en tu búsqueda.
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