21 de junio
El último
café fue a las 10,30. Estaba en la terraza de un bar que probablemente tú
desconozcas: café Borgoña.
El café
Borgoña queda a unos 200 mtrs de Carrefour, en ctra Zamora. Ya hace unos 5 años
que lo conozco, pero hará 2 que lo frecuento cada día. O casi todos los días,
desde que comencé a andar en bici a diario, intentando orbitar la tristeza de
otro desamorío. Los pueblos y pedanías eran como inmobiliarios amigos, que me
contaban amablemente acerca de sus escondidas idiosincrasias regionales. El
oportuno ejercicio y las nuevas calles y plazoletas consiguieron que al
regresar a casa me sienta más despejado. Castellanos de Moriscos, Pedrosillo,
Pajares de la laguna y Orbada: fueron oportunos antibióticos para mi corazón
triste.
Por eso te comentaba de mi último café en la terraza del bar, porque
esta benevolente sensación de amor, de enamoramiento, de luz, también pudo
haber sido por los efectos narcóticos de una infusión demasiado cargada. Mas
ahora me di cuenta que eres tú.
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