25 de mayo_Los almendros
están más despiertos, la luz solar proyecta la sombra de los
objetos con los contornos más nítidos. Y una claridad inesperada
despeja la marabunta de mi psicología, igual que un peine que pasa
por el cabello enredado. La costumbre de escribirte me ha hecho
volver a este cuaderno, igual que se vuelve a buscar a alguien que se
ha amado. No ha sido fácil pero voy olvidándote. Cuando repaso el
día de ayer me sorprende darme cuenta de que ya no eres una
inamovible existencia que logró colonizar todas mis facultades. La
distancia de ti y de tus hermosos lugares ha significado la
inesperada felicidad para mí. Hoy salgo de la cama para pensar en el
futuro, y no para rendirte estos aburrídisimos homenajes por
escrito.
Como un día cualquiera,
saber que hoy podría verte me hace tener una expectación de
felicidad. Sin embargo no iré hasta ti, pues así estaría forzando
la posibilidad de que nuestros caminos se crucen de nuevo. Me di por
vencido en la espera de tus miradas. Ayer por la tarde hice otro
viaje a Castellanos de Moriscos. En los kilómetros de la carretera
ya no dialogo contigo como solía hacerlo. Y cuando aparecieron los
mares verdes de Salamanca, que ondeaban su superficie a la derecha de
los amplios arcenes de la N-620, me di cuenta de que quería que otra
mujer y no tú estuviera allí conmigo.
Inspirado por la tenue
luminiscencia del atardecer tormesino me acerqué a escribirte un
poco antes de ir a dormir. El tiempo y la Providencia van acomodando
las situaciones para que conforme voy apartándome de tus recuerdo
pueda ir tanteando la posibilidad de otros amores. Ellas, ni bien al
verme, se quedan mirándome como si fuera una aparición, pero al
cabo de unos segundos, cuando sus almas consiguen acostumbrarse a los
pelos y el acento les revela mi nacionalidad, la perplejidad tiende a
ser suplantada por un inicio de fascinación en sus ojos, tal y como
te sucedió a ti, el día en que volvimos a vernos.
Día siguiente_Más o
menos, dentro de un mes, se cerrará el 6to cuaderno de Rummenigge.
La obra más extensa de mi vida, pero también aquella que se ha ido
aburguesando en la caótica medida que dejé de ir a buscarte. Los
jóvenes almendros se convirtieron en mi sólida compañía. En estas
alocadas escrituras ellos me han ayudado a veces a encontrar la
Verdad en mi corazón. Todos los días los riego y luego los saco
afuera, como para que hagan la digestión.
27 de mayo, 5.30am_La
melancolía del domingo te ha resucitado en mi mundo interior. Desde
que no nos vemos. ¿Habrás pensado en mí como creo que lo hacías
antaño? Pasan los meses sin ti, y sigues siendo el primer
pensamiento en las mañanas, absolutamente todos los días. Sube el
tono de mis frustraciones el despertar y dame cuenta que no estás a
mi lado. Pero lo que más daño hace en el alma es pensar que me
quisiste y que no nos dimos una oportunidad de amor. Sin embargo,
cuando me pongo a analizar aquella parte de nuestro pasado con total
sinceridad, me doy cuenta de que todo sigue girando en torno a ti.
Este es el primer desamor que vivo y que no me da miedo a caer
enfermo. Son las 5 y media de la madrugada, y en la soledad de mi
cuarto me pongo a pronunciar declaraciones como si estuviera delante
de ti. Día tras día trato de manipular esta lejanía a golpe de
reemplazar pensamientos tuyos por otros menos felices. La alternativa
a mis odios es escribirte un poema. Vivo en un mundo seco en donde no
se sacan conclusiones interesantes de las cosas vividas. Seguir
desperdiciando mi vida queriéndote solamente a ti y a nadie más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Pasa a dejar tu comentario