miércoles, 26 de junio de 2019

Aprendemos que Dios no es infalible cuando incluimos lo imposible en nuestro rezos




23 de abril, 21hs_Se fue reduciendo el tiempo en que tu nombre transitaba por las horas de mis días. Después de un intenso cuidado amoroso que me dediqué a cuidar mis pensamientos, el recuerdo de tu imagen ya no me duele, así como tampoco me duele tanto el saber que cada día amaneces junto a otro hombre. Será Dios el travieso Rey de los Espíritus, que esta tarde en Plaza Mayor un perfil se convirtió de repente en él. Experimenté de golpe un enfermizo síncope al pensar que debería soportar ver tu imagen junto a la suya. Pero la realidad lo transfiguró tan pronto como había venido la yerrada visión. Y el espejismo de su cara volvió a ser la de un desconocido. Entre la gritería de unos niños y alguna sirena de ambulancia quizá hoy llegó el día en que he dejado de quererte. Las prosas ya no requieren de tu nombre para desarrollar romanticismos. Si no se dedican al desamor, en la escritura de las mañanas nuestra alma se siente más en libertad. Pero cierto es también que aún pienso en ti al despertarme. En la largura de todo este camino hallé felicidades más pequeñas que no fueron tú. Pero gracias a la búsqueda de ti, la vida de nuevo tuvo un norte inalcanzable y utópico. Se despertó el león que habitaba dentro mío. Ya que solamente pensé en ti, la composición de la literatura que creaba ha sido más homogénea. Aprendemos que Dios no es infalible cuando incluimos lo inalcanzable en nuestro rezos. Los ecos de la plegaria no llegan a nuestras vidas.
25 de abril, 21hs_Aquí se va cerrando otra jornada más en la que me niego a pronunciar tu nombre internamente. Mamá revolotea por los rincones susceptibles de la nueva casa. Ella intenta llamar la atención de los demás golpeando las cosas que ordena. ¿Una palabra escrita se convierte en un sustantivo? La nueva casa es más pobre. Exprime nuestra capacidad de adaptación, que dormitaba hace tiempo en nosotros gracias a la frivolidad de las comodidades del primer mundo. Sin embargo, aunque la reducción del espacio nos hace trabajar menos, todos estamos un poco más tristes. En la televisión tan solo funcionan dos canales, precariedad que solamente de pequeño hemos sufrido. Al no lograrte a ti, que fuiste mi principal Norte, otras cosas que obtuve en colación me asaltan la mente, sugiriéndome su holográfica amistad.


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