25
de febrero, 20.50hs
Hoy
te sigo escribiendo, aunque sin albergar en el alma la esperanza de
que algún día estas líneas alcancen a tus manos. Cada vez que leo
sobre algún romántico reencuentro sigo ubicándome junto a ti en
las emocionantes escenas de sus tramas. Una parte de mi mente aún
está partida en dos y conversa contigo como antes. No puede haber
milagro si mis sueños cumplidos necesitan el sufrimiento de un ser
humano desconocido. Esa es la razón por la cual no suplico a los
Dioses que me ames. Ni puedo ser feliz junto a otra mujer sabiendo
que tú eres parte intrínseca de mi escritura. ¿Puede convertirse
el luto en un poema? Para que así no mortifique el recuerdo de que
una vez te quise.
Domingo
26 de febrero, 6.10am_Aquellos que fueron importantes para nosotros
siguen vivos dentro de cada quien. Instalan sus personalidades en
nuestro ser. Opinan, discuten o se quejan también. Tratamos de
imitar lo que admiramos, y así se va formalizando nuestra manera de
ser. Nadie nos enseñó que hemos de ser auténticos. Así
hermoseamos frases ajenas con uno o dos adjetivos, o también les
metemos algún sinónimo y luego las practicamos como si se nos
hubieran ocurrido a nosotros a que a nadie. Es que somos tan vagos
para pensar que después disimulamos nuestro vacío de alguna forma.
Pensamos ideas que no nos llegan de nuestro espíritu. Mientras vamos
envejeciendo lo cotidiano nos soborna con dosis de comodidad, para
que así renunciemos al arte de la reflexión.
22.20hs_Y
hoy, que ya no formas tanta parte de mi alma, miro en introspectivas
revisiones y tu imagen ya no está donde antaño estuviste tú. Hoy
en su lugar hay tan solo parapléjicas obscenidades que esconden la
viva cicatriz que se extiende sobre los fondos abisales de mi pecho.
Aquellas superficies insondables son sobrevoladas por otras dos
imágenes: un viejo amor y el amor que no ha surgido todavía. Ahora
que te sé en brazos de otro cada día que se va, vivir sin ti se
volvió un poco más fácil. Los recuerdos que me han quedado de él
siempre van acompañados por una dolorosa vergüenza ajena.
2
de marzo_Hoy se cumplen 31 meses desde que te vi de nuevo. En pocos
días más se va a cumplir un año desde que te regalé el disco con
muchacha. ¿Con qué nos saldrá el futuro? Durante dos años te
escribí sin saber que estabas junto a otro hombre. Cuando el
almanaque me anunciaba que inevitablemente ya habían pasado dos años
fue que me acerqué hasta ti para regalarte sibilina y anónimamente
los escritos que hube hacinado en ese tiempo. Pero exactamente dos
semanas más tarde comprobé el vaticinio de mis sospechas: los vi de
la mano. Los grandes enamoramientos nos anulan el raciocinio. A pesar
de todo aquello me pregunté si no estarás esperando a que me
presente, al recordar que hoy fue día 2. Se ve que todavía no me
desenamoré del todo.
Este
epistolario finalizará igual que comenzó: dedicándote alguna
poesía en alguna hoja perdida.
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