martes, 19 de julio de 2016

Siempre te quise



Mi querida Señora,



Siempre te quise. Ese Espíritu que tienes, esa emoción. Cuando te veo caminando parece que viera andando a mis sueños de Amor.



Todo eso que te cuento te lo estoy escribiendo a las 5 y cuarto de la madrugada: afuera llueve el viento impreciso forma cariz temeroso. Las iluminaciones artificiales de la poética Chinchibarra, desparraman sus fotoncitos encima de las edificaciones heladas, los automóviles y las aceras también. Algo empañados, los cristales de la ventana se visten con las gotitas de lluvia. La garúa nunca sobra ni escasea, es la regada gustosa y justa. Es por eso que el nuevo almendro llamado Albur, ha de bailar igual que un gitano. Quizá los otros se me hayan muerto debido al agua que les regué, y también la gardenia junto al bon-sai del manzano. Es que las plantas en interior muy fácilmente se ahogan. Sin salir del ecosistema, el ruiseñor empapado le dedica una serenata a la madrugada subtormesina. Te voy a extrañar mucho, todo el tiempo que no te vea. Siempre te recuerdo. Pero no voy a cerrar la escritura de esta lírica madrugada con esa frase tan triste. Pensaré a futuro y te estaré esperando. 

Esta madrugada y yo ya nos hicimos la compañía que necesitábamos. ¡Adiós llovizna de Salamanca! ¡Adiós mis plantas! ¡Adiós almendro! Adiós luces municipales… Adiós al viento.





7 de marzo

Dnld 2016

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