Sábado 22hs_Como un benévolo bonus track, oyendo la ópera me distraen menos los alborotos de la casa o del alterado consorcio. Aún así, por momentos temo que un arrebato de los vecinos de al lado perturbe con violencia la tranquilidad de mi habitación. He intentado por muchos medios evitar denunciarlos en la Policía, pero la reiteración del griterío y su falta de respeto hace que la denuncia sea inminente. Por momentos guardan silencio, entonces me autoengaño con la esperancita de que se pueda dormir bien hasta la mañana siguiente. Pero sé que en de un momento a otro comenzarán con las risas, los alaridos... o se oirán los golpes de sus pasos en el techo de mi habitación. Por otro lado, mientras escribía en el Chevalier, se me pasó por la cabeza la imagen de Merche. El milagro sucedió cuando volví a casa y me la encontré en el autobús. Tuvimos una charla preciosa y al despedirnos dijo Hasta pronto.
Domingo 22hs_Tras la ópera de María Calla, se oyen los alborotos de la desviada juventud del consorcio. El itinerario de mis decisiones va haciendo equilibrio sobre una complicada línea de asuntos morales, puesto que si en este mediodía le pido a Dios para poder impartir paz en donde hubiera conflicto, se enfrentan en mi interior el severo libre albedrío que tengo para denunciar los ruidos y la benigna tolerancia que es indulgente con las continuas faltas de respeto. Los toleraré un día más, sin embargo aguardo con impaciencia la eperada oportunidad para que estos muchachos paguen su regia multa.
Hoy por la tarde vi Danza con Lobos. En cada escena romántica pensé en Mireia.
Lunes 23.30hs_Anoche dormí 3 o 4 horas. Jorge, el chico más escandaloso de al lado, se quedó con las ganas de hacer el amor y luego desquita su abstinencia golpeando las puertas de su piso. Lo hace un poco adrede, creo que siente que descarga sus pequeñas frustraciones privando del sueño a un servidor. Aún así amaneció con nubes altas, augurio de neblinas pero también de un clima seco. Sin pensarlo mucho aproveché esta profecía meteorológica y por segundo día consecutivo fui hasta La Mata. En los kilómetros no vi organismos vivos por la carretera. Pero en Mozodiel del Camino lo saludé a Rafa, quien no sé si me habrá reconocido al volante de su coupé. En el camino de vuelta, gracias a la neblina, descubrí que en el terraplén de la carretera ondeaban cientos y cientos de telerañas perfectas, pero que no pueden distinguirse en los días de sol. Sólo cuando la niebla disipa un poco comienzan a verse brillando telarañas, que se habían impregnado con los delgadísimos filamentos de la neblina.
Martes 22.30hs_A pesar de que ya había aceptado el efecto de la sequedad del invierno, a la petuña todavía le queda un pimpollo por abrir. He decidido ir a dormir a la pieza contigua, así tendré menos inconvenientes para dormir, a pesar de que los criajos de al lado hagan barullo. Esta tarde hice 43km en bici, pasé por siete pueblos distintos. En los horizontes de todos ellos, las nubes de la neblina que se alejaba formaban una sabana gris. De regreso a casa me detuve a tomar un café en el Chevalier y entablé conversación con una camarera que me encantaba. Es morena de pelo largo y rizado, aunque cuando trabaja lo lleva atado.
Sábado 22hs_Cuando regresé a casa ya se había despejado la neblina, aproveché la tarde de sol para hacer un viaje hasta la Armuña. Y después de todo un mes vi a Portos y a Áramis pastando en compañía de un nuevo caballo negro, a unos 100mts detrás del abrevadero. La lejanía hizo que ni siquiera intente fotografiarlos. Los llamé por sus nombres y Áramis dejó de pastar para que lentamente nos escrutáramos.
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