Miércoles 8 de agosto,
22hs_Pareciera como si en los planes de mi destino estuviera incluido
el mantener viva la ilusión de estar junto a ti alguna vez.
Finalmente, mi que querida Señora, después de que pasara otra
semana sin verte fui a buscarte, y como si supieras que hoy era mi
cumpleaños te acercaste a donde yo estaba para dar en notable
silencio tu dulce presente. Hoy escribo casi la misma epístola que
tres años atrás, reflejando en mis letras los mismos deseos de ti
que se manuscribieron en aquel inocente entonces. Quizás mi amor por
ti fuera ahora un poco más maduro, y navegue día a día en la
resignada aceptación de que hayas elegido a otro hombre. Las
obsesiones se fueron convirtiendo en en pequeñas y grandes
sapiencias a manos del tiempo.
Jueves 5.30am_Tres tapas
para CD permanecen sobre el escritorio fumé, me sirven como
apoyamacetas de los almendros y la petuña también. Aún es de
madrugada y no toca entrarlos. Se nota este triunvirato de ausencias.
Quizá esta falta sea la responsable de que ya no te escriba tanto no
más abrir los ojos. Sin su callada compañía mi mundo está un poco
más triste. Es entonces que me siento un poco menos inspirado. Una
melancolía más que se desdobla sobre el papel. Sin ellos prefiero
no hacer las cosas, ya que no doy lo mejor de mí.
Viernes 9 de agosto,
22hs_Después de haber tenido un día bastante interesante para el
análisis metafísico, no sin escribirte algunas líneas antes en
breve iré a descansar hasta que sea mañana, pensando en los muchos
pequeños éxitos que han sido indetectables para los otros, más
importantísimos para mí. Es entonces que acabo comprendiendo que tu
mirada me pasa un ángel. Cuando me acompaña el recuerdo de tus
ojos, tiene un resultado más feliz aquello que antes era un fracaso.
Hoy 8 y media me desperté y aún con los ojos cerrados he suspirado
tu nombre seguido de un te quiero. Inmediatamente fui hasta La Mata.
Los campos de girasol pueden fotografiarse bien, apena un poco pensar
que pronto serán sesgados. Después a esperar los venideros campos
de colza.
10 de agosto, 22hs_Dos
flores nuevas se añaden a las dos flores de la petuña. Desde que
son pimpollos, cuesta unos días de florecer. Ahora ella también me
acompañará mientras se repletan las hojas con la tinta que te
añora. Escribir acerca de los almendros es harto más caballeroso
que remarcar el hecho de que aún no sé escribir tu nombre
correctamente. Lo más importante es que que tu última mirada me ha
dado fuerzas para volver a esperarte, a pesar de que ahora no sea un
secreto para mí el indigerible hecho de que estés junto a otro
hombre. Esta tarde fui a dibujar a calle Toro y, aunque sabía que
era improbable, en el fondo de mi corazón estuve esperando a que
aparecieras a cada momento.
Esta mañana había un
cielo precioso para fotografiar los campos de girasol, en las
postrimerías de la temporada. Ya van 4 años y te sigo escribiendo
todos los días. Ya van 4 años, y sigues dándote vuelta para
mirarme cuando me voy.
Te pertenezco
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