Miércoles 15, 21.30hs_La
resurrección de una forma de pensar más cristiana continúa dando
sus poéticos frutos en las renovadas huertas que florecen a lo largo
de mis caminos. La gente que antaño me despreciaba ahora busca mi
compañía y mi conversación. Me has enseñado mucho. Y nunca
hubiera redescubierto el potencial interior que hay en mí si tú no
hubieras reaparecido en mi vida. Es como si estuviera escrito. Viajé
lejos y llegué aquí buscando encontrarme con aquellos pensamientos
y sensaciones que se han perdido en el camino de mi adolescencia. Y
muchas de las cosas que me tocaron vivir en esta tierra no han sido
otra cosa que el inesperado obstáculo que desarrollaba una forma de
superación no tan desconocida. Sin ir más lejos, hoy la simpatía
del bibliotecado flotaba en la sustanciosa intelectualidad de una
Torrente Ballester soñadora. Él me mira con una emoción intensa,
como quien está a punto de recibir un regalo de cumpleaños, como
quien guarda un secreto importante y está a punto de compartirlo.
Por otra parte, mis insistentes fantasías continúan aprovechando
cualquier apariencia de desencuentro entre ustedes dos para
imaginarme un problema definitivo que ponga fin a su convivencia. Que
a lo mejor tú estás harta y te has ido de vacaciones sin él, o que
mientras él está trabajando tú me estás esperando a mí. Todo eso
para que mañana o pasado los vea juntos de nuevo y se desmorone
aquel ilusorio castillo de naipes que levantaron las inútiles
esperanzas de estar contigo.
Viernes 21hs_Otro
atardecer en que la voluntad de este gentil se decanta por la
creación de otro párrafo en que se manifiesta cuánto te echo de
menos. Medito si alguna vez el recuerdo de un servidor te ha hecho
pensar en dejarlo todo para arriesgarte a una vida de simplezas al
lado mío. Tan solo los almendros reviven en mi interior el
sentimiento de lo que es tener una compañía cuando uno regresa a
casa. Aunque en la calle tampoco hay nadie. A cada instante reojeo a
mi alrededor con ansiosas expectativas de verte reaparecer, pero
siempre caen en saco roto.
Domingo 6am_De nuevo
aquí, mi Señora, en la esforzada y quejosa empresa de quererte por
escrito en las madrugadas subtormesinas. Le fui cogiendo mucho cariño
a la casa de Candelario, tal vez porque me ayudó a desintoxicarme de
la empalagosa obsesión de recordar ininterrumpidamente la dulce
expresión de tus caritas taheñas. Ya nunca será lo mismo escribir,
a excepción de que el olvido te vaya diseminando de mi corazón un
poquito más cada día que pasa, en un proceso similar a la
catástrofe de una canción. Por la ventana únicamente se ven los
frontispicios blancos de unos edificios internos, ellos reemplazarán
para siempre a las estrellas de paseo de Los Cerezos, así como al
afamado tanque de la Chinchibarra que ahora se ha permutado por el
peculiar aspecto de las prendas que cuelgan de los rústicos
tendederos al pie de los ventiluces opacos. Sigues siendo mi primer
pensamiento. Y aunque no tan seguidamente como en otras etapas de
estos últimos 4 años, soy de recordar la última mirada que nos
dimos. Prefiero no andar controlando mucho la fecha del día en que
estamos, así no me obsesiono con el secreto conteo de festejar
nuestro ficticio aniversario cada día 2.
22.11hs_Y así se va
cerrando el domingo, con los adolescentes chillidos de un perro que
van subiendo desde la planta baja, como el olor de un pedito, y
entran por la ventana del 3ºD y los otros pisos internos. Me embosco
en una maraña de pensamientos acerca de las posibilidades que habrá
mañana si voy hasta la biblioteca. La última vez solamente lo vi a
él. ¿Qué pasaría si no te viera? Menudo consuelo tengo, los dos
almendros siguen preciosos; el modesto albur sobre la pequeña
cajonera de alambres grises, a mi derecha se ve a renacido que cada
día está un poquitito más alto. Como ya te vaticinaba en otra
carta, en noviembre voy a cortarlo. Ya imaginé la poda, me dará un
poquito de pena, pero sé laví. Sin la mano del hombre, quizás
hubiera sido lo mismo que una semilla que nace en tierra poco
profunda. Pero que al poco tiempo se seca porque no puede echar más
raíces.
dnld
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