martes, 10 de septiembre de 2019

Se han ido derrumbando los castillos de mi mundo que albergaban una efímera imagen colorada



4 de junio de 2018, 6.40am_No hay un solo sonido en la madrugada de Candelario. Los Ronquidos de papá están a 3 cuartos de distancia. No hay imposibles camiones de la basura ni gorjeo gorrional. Extraño las luces de la poética Chinchibarra, los silenciosos automóviles que avanzaban sobre el asfalto de la hogareña paseo de los Cerezos. En algunas horas más deberé acercarme hasta la Torrente, allí teníamos despertares silenciosos, pero nunca completamente. ¡Cómo maullaba Valentina! Y qué pronto me he dado cuenta de cuán serviciales somos ante las cosas tóxicas de los demás.
5 de junio, 7.30arm_Las ocultas constelaciones continúan remarcando sus progresivas órbitas por el cielo color café. Repentino y doloroso, fuiste mi primer pensamiento del día aún oscuro. Ayer no estabas allí, y partí de la biblioteca con un vacío irrazonable. Quizás por ese malestar en el alma, fue que esta noche he soñado algo relacionado contigo.


Se han ido derrumbando los castillos
que albergaban una efímera imagen colorada.
Mientras aún vivía en ellos siempre tuve
ganas de ser niño.
De día el sol sereno siempre iluminaba cada
rinconcito en mi castillo.
Y en el cielo de la noche Selene sonreía.







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