martes, 2 de enero de 2018

Una vez viví días felices







Los consorcios parecen hechos de Lego, edificaciones de Tetris que se apilaron en lo profundo de la pantalla, creciendo en un horizonte manzo. 4 tienen sus orígenes en los terrenos de Villamayor, 4 en los árboles de la carretera de Aldealengua, cuando un domingo commo hoy regresaba del rústico pueblo de Babilafuente: los almendros se refrescan en la madrugada con la brisa subtormesina para admirar los consorcios del Barrio Garrido Norte. Hermosas ingenierías cuyas azoteas son bañadas con el amarillo solar en sus simetrías irregulares. Algunas veces me olvido lo bien que me hace escribirte a mano, de cuánto lo necesito. Anotar tu nombre en estos cuadernos, como si ese poético acto me fuera a otorgar la cercanía que necesito de ti. Uno desearía que estos platonicismos amorosos alguna vez tuvieran la oportunidad de cumplirse en vida. En cambio tan solo pudo amar a estos cuadernos manuscritos desde que te volví a ver.
Es inevitable seguir amandoté.



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