Viernes
4 de agosto, 2017_El miércoles hemos vivimos otro 2 de agosto. 3
años después de volverte a ver, cada pocos minutos, Ennio Morricone
se cuela por la ventana somnolienta del 5ºB, romántica consecuencia
del vocerío oligarca del cine de la Torrente, para así regresarme
en un viaje interior a los mágicos momentos de una traumática
niñez allí, en mi añorada Quilmes, cuando se estrenó la sensible
Cinema Paradiso. Y entre un sinfín de reminiscencias me pregunto si
no estarás por ahí entre la muchedumbre nocturna. Si reconoces la
espiga de trigo como mía, querrá decir entonces que habrás abierto
la entrega anterior: en un disco gris te copié la bitácora que
escribí para ti, a lo largo de estos 3 años.
Lunes
14 de agosto, 2017_Tu nombre se ha disparado en una seguidilla de
ráfagas por los rincones de mis melancólicas soledades. Una y otra
vez o una vez tras otra, en los últimos 5 días de una solemne
aunque complicada Salamanca, al prender el móvil, al prender la
tele, Mireia aparece esperándolo o no. O sea ya si desisto de
esperarte, ya si con amor me rearmo de paciencia para seguir
aguardando tu llegada. Sin embargo, a pesar de estas intrincadas
señales de la Providencia, hoy no diste vuelta la cara como antaño,
para fascinarme con tus ojos cristalinos.
27
de agosto, 2017_Paulatinamente, las mujeres que caminaban por las
calles de Salamanca fueron dejando de convertirse en ti. Sin embargo,
hoy empecé a echar de menos aquella patológica metamorfosis,
sentirme totalmente vulnerable ante la excitante posibilidad de verte
aparecer. Los días fueron pasando sin que la perpleja aparición de
tu nombre se reiterase en ninguna parte. Sólo mi mente enamorada se
anticipa a los sucesos inexorables, y hace fuerza con el desesperado
pronunciamiento de tu nombre: Mireia.
7.50am_Regresamos
a los viejos hábitos esperando encontrar en ellos lo que el destino
nos negó antaño. Personalmente, luego de una estación en que las
letras dedicadas a tu nombre han reposado, regreso al hábito de
escribirte para sentir que esta pequeña papeleta rayada me ofrecerá
el útil consuelo del desahogo por cada verdad que apunte. Después d
cuatro meses me reencuentro con la tenue claridad del amanecer. Todo
está en donde lo dejé: paseo de los Cerezos no menguó la cantidad
de estacionamientos a los dos lados de las aceras; los rojizos
consorcios con ventanitas cerradas y abiertas aclaran el color de su
ladrillos a la vista en un día seminublado. Tiemblo al pensar que
las posibilidades de caos ya son un hecho en los procesos del tiempo
inapelable; la vuelta al hogar de algún pariente neurótico no puede
revocarse del enfermizo itinerario de esta familia disfuncional. La
virulenta locura de mamá perpetra sus atacantes manifestaciones de
odio todo el tiempo. Con su desquicio ejercita mi fe en la plegaria.
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