martes, 8 de enero de 2019

Regresamos a los viejos hábitos esperando encontrar en ellos lo que el destino nos negó antaño





Viernes 4 de agosto, 2017_El miércoles hemos vivimos otro 2 de agosto. 3 años después de volverte a ver, cada pocos minutos, Ennio Morricone se cuela por la ventana somnolienta del 5ºB, romántica consecuencia del vocerío oligarca del cine de la Torrente, para así regresarme en un viaje interior a los mágicos momentos de una traumática niñez allí, en mi añorada Quilmes, cuando se estrenó la sensible Cinema Paradiso. Y entre un sinfín de reminiscencias me pregunto si no estarás por ahí entre la muchedumbre nocturna. Si reconoces la espiga de trigo como mía, querrá decir entonces que habrás abierto la entrega anterior: en un disco gris te copié la bitácora que escribí para ti, a lo largo de estos 3 años.
Lunes 14 de agosto, 2017_Tu nombre se ha disparado en una seguidilla de ráfagas por los rincones de mis melancólicas soledades. Una y otra vez o una vez tras otra, en los últimos 5 días de una solemne aunque complicada Salamanca, al prender el móvil, al prender la tele, Mireia aparece esperándolo o no. O sea ya si desisto de esperarte, ya si con amor me rearmo de paciencia para seguir aguardando tu llegada. Sin embargo, a pesar de estas intrincadas señales de la Providencia, hoy no diste vuelta la cara como antaño, para fascinarme con tus ojos cristalinos.
27 de agosto, 2017_Paulatinamente, las mujeres que caminaban por las calles de Salamanca fueron dejando de convertirse en ti. Sin embargo, hoy empecé a echar de menos aquella patológica metamorfosis, sentirme totalmente vulnerable ante la excitante posibilidad de verte aparecer. Los días fueron pasando sin que la perpleja aparición de tu nombre se reiterase en ninguna parte. Sólo mi mente enamorada se anticipa a los sucesos inexorables, y hace fuerza con el desesperado pronunciamiento de tu nombre: Mireia.
7.50am_Regresamos a los viejos hábitos esperando encontrar en ellos lo que el destino nos negó antaño. Personalmente, luego de una estación en que las letras dedicadas a tu nombre han reposado, regreso al hábito de escribirte para sentir que esta pequeña papeleta rayada me ofrecerá el útil consuelo del desahogo por cada verdad que apunte. Después d cuatro meses me reencuentro con la tenue claridad del amanecer. Todo está en donde lo dejé: paseo de los Cerezos no menguó la cantidad de estacionamientos a los dos lados de las aceras; los rojizos consorcios con ventanitas cerradas y abiertas aclaran el color de su ladrillos a la vista en un día seminublado. Tiemblo al pensar que las posibilidades de caos ya son un hecho en los procesos del tiempo inapelable; la vuelta al hogar de algún pariente neurótico no puede revocarse del enfermizo itinerario de esta familia disfuncional. La virulenta locura de mamá perpetra sus atacantes manifestaciones de odio todo el tiempo. Con su desquicio ejercita mi fe en la plegaria.










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