Cuando
todavía queremos nos da trabajo contar la historia de un amor que se
ha perdido. Lo que pasa es que si todavía esperamos a que alguien
vuelva, nuestro corazón se niega a aceptar que esa persona nos ha
dejado de amar. Como si viéramos un espejismo, vemos en todas partes
la lucecita de la esperanza diciendo que vale la pena seguir
aguardando aquel regreso imposible.
Será
por eso que demoré tantos años en empezar a escribir la historia de
de ella. La quiese con toda mi alma, desde la primera vez que la vi.
Todo
parece estar inconciente sin tu imagen: Albur pegó un estirón, casi
no lo había notado. Casi pelado del todo está debido a la época
del deshoje. Sin embargo ya no lo miro con aquella alegría: la
desilusión nos pone para adentro, y únicamente importa aquellas
magnas sabidurías que va dictándonos la maestría de nuestra
victimización. El pensamiento será víctima de un absurdo
desprendimiento del hábito de pensarte. Las cosas fueron perdiendo
el alma que tu existencia les contagiaba. Y vivirán un luto
indefinido.
30 de
noviembre, 2016 11pm_Y ahora, queridísima mía, la angustiosa
escritura del día a día se va yendo poquito a poco, con el riesgoso
interlineado de un impuesto y forzoso trabajo que reside en no ir a
buscarte. Con esta nueva y represiva esperanza laboriosa intentaré
ir olvidándote paulatinamente, empeño parecido a otros desamores
que, semejante a las dañinas adicciones, es más fácil dejarlo
cuanto más tiempo pasa sin pensar en ello, como si fueras una dieta
de recuerdos imposibles. Sin embargo en el fuero interno de mi
Espíritu, lo que espero mostrándote mis ausencias es ir forzando
con el paso de los días y semanas un posible extrañamiento, que
según una utópica conjetura pudiera surgir en tu alma melancólica.
Me lo ha hecho suponer repetidamente la fascinante indagación con la
que me increpan tus ojos cada día que voy a verte, pero que dicho
entusiasmo siempre es acompañado por tu mudez triste. Yo, claro,
disimulo mis búsquedas de ti fingiendo una hiriente apatía hacia
todo lo que te refiere.
Hoy
soñé algo relacionado contigo, una especie de reunión de sabios,
todos borrachos, jugando al mese en la mesa añeja de un bar oscuro.
Yo llevaba un interrogante al consejo: les preguntaba si alguna vez
me quisiste, si todavía me quieres.
3 de
diciembre, 2016. Hoy ya van 8 días desde que te vi por última vez.
Y aunque sé cuando fue, perdí la cuenta de los días que van sin
mirarte a los ojos. Ya no creo que sea el Destino quien no quiere que
estemos juntos. Cuando empecé a vivir el amor con ceci algo sucedió
que nos hizo dudar si continuaríamos. Pero luchamos, y al poco
tiempo lo conseguimos.de la misma manera, cuando la mentira se
sobrepone temporalmente a los justos, retirarme no es un planteo que
me haga. Principalmente, porque tú estás allí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Pasa a dejar tu comentario