miércoles, 17 de febrero de 2016

Como cuando me dijiste que no te llamabas Laura





4 de septiembre

Mi queridísima Señora,

Del lunes al viernes hubo un hueco en mi vida imposible de llenar. Pero finalmente, la semana sin ti pasó.

Esta madrugada he soñado otra vez contigo. Tenías recogido el cabello, y estabas algo pálida como para haber tomado sol durante tu ausencia. Te recuerdo en tres escenas oníricas: cuando te vi nuevamente, cuando te hablaba… y cuando me decías que “no”, como cuando me decías que no te llamabas Laura.

Esta semana fue la más larga de todo el verano.


5 de septiembre

Me gustaría despertarme así todos los días: la tortura de extrañarte ya no agobia, pues hoy te extraño menos. Tal vez el vacío que he sentido por tu ausencia se llenó con el olvido. Y ya no me siento solo: la integridad añorada por fin ha incursionado en la resurrección. Cuando recuerdo tus caritas, ya no hay culpa ni extrañamiento. Sin embargo, aunque no fue un año entero, han sido 6 meses de escritura que únicamente

te han nombrado a ti.



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