Igual que 9 años atrás hoy pienso en ti ininterrumpidamente. ¿Cómo podría deslumbrarte? ¿Qué te regalaría la próxima vez? ¿Pétalos de rosa? ¿Un clavel a papel crepé? Por los malentendidos pasados acepta mi perdón, y así descansa tu alma. Pero por favor, regresa siempre a mí. Hoy no puedo darte el número de una puerta en dónde tocar para encontrarme. Pero en mis miradas está la fiel palabra de que sigue siendo para ti todo mi amor.
23hs, Hoy ha sido otro día, Señora, inundado por una tierna y copiosa mar de pensamientos sobre ti. Y mañana será el último día que no pueda ir en tu búsqueda. Me has hecho creer de nuevo. Y soy feliz cada minuto que paso a solas. Porque en ellos repleto mi soledad de ti. Te amo más cada día que pasa. A veces se cuela como un mosquito la imagen de alguien que amé. Pero el resto del tiempo es tuyo en mi corazón, en mis imaginaciones y sueños. Te convertiste en mi todo. Como un hijo que nace.
Pareciera que Dios me está dando tema para que comente contigo.
Te vi una sonrisa secreta las primeras veces que me acerqué a ti. Igual que cuando te invité al taller, dejaste ver una alegría silenciosa. Miraste para un costado y te as felicitaste a ti misma. Tal como lo hacía Ceci, cuando me leía Táctica y estrategia. ¿Pensarás en mí alguna vez? Cuando comencé a hablar con Ceci, le dije algo que había oído de un libro de Castañeda, Las Enseñanzas de Don Juan, el brujo que enseñaba chamanismo en el desierto de Arizona. Y a los pocos días, Ceci se vino a casa con el libro y me escribió una dedicatoria que jamás olvidaré:
El amor no se instala;
El amor se afirma.
Deseo que siempre encuentres
Razones para amarme.
22 de noviembre
Por ello, al pasar el tiempo, regresamos a buscar. Ahora tiene sentido.